Empieza el futuro
El 2000 se despide entre la decadencia y la esperanza. Andalucía ha llegado al nuevo milenio después de superar, en el final del siglo, subdesarrollo y abandono. Ni todo está hecho, ni las cosas hoy tienen ya nada que ver con Andalucía como tierra de miserias y tristezas. Los andaluces alcanzamos el nuevo milenio con más gloria que pena, aunque falta mucho para la euforia. Es el momento de empezar a construir, sobre los cimientos que se han puesto, una nueva sociedad. Hacen falta apuestas de vanguardia, política con cultura, cultura con imagen, imagen con estilo, estilo con intención, intención con fondo comprometido. Los jóvenes andaluces de ahora mismo están preparados para saber exigir y vienen exigiendo, no renuncian a la tradición y, sabiendo la verdad sobre Andalucía, no quieren, sin embargo, ni el discurso fácil y gastado de las maravillas de tradiciones y folclore, ni el discurso catastrofista de literatura barata de quienes fascinados por la épica de la Andalucía del dolor, no están dispuestos a admitir que las cosas han cambiado. Los catastrofistas viven de eso y acaso ya no sean capaces de la esperanza. A los jóvenes andaluces de ahora no lograrán atraparlos ni unos discursos ni otros, no se vuelven locos con lo folclórico y lo fácil, ni lamentan tristezas pasadas, aunque no nieguen ni una cosa ni la otra. Los jóvenes viven el presente de Andalucía y la quieren y la necesitan sólida en lo económico, tolerante y abierta en lo social, moderna y atrevida en lo cultural, y terreno abonado en el que sembrar sus inquietudes, su forma diferente de ver la vida, con conocimiento del pasado pero sin que el pasado pese tanto que cierre el paso al futuro. Se despide el siglo y el nuevo milenio es un reto para que ninguno de los que tienen la obligación de liderar el futuro se quede parado, hay al otro lado de la todavía agobiante pasión por lo folclórico, lo barato, lo cutre, una esperanza de modernidad y cultura. No se alcanzará sin ningún esfuerzo, sin intención, sin una apuesta política que es asunto de todos, unos para exigirla y otros para realizarla. En este momento, desde el partido que gobierna Andalucía, hablan de cambio, ojalá al hacerlo también se estén refiriendo a estas cosas. El futuro no espera y su tren sólo se puede coger o perder.
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