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Entrevista:AMIGOS Y VECINOS / ANTONI LLORENS

"Cinema Paradiso' es la historia de mi vida"

Pregunta. El otro día vi una foto tuya con Woody Allen. ¿Sigue en pie vuestro plan de montar cines en Estados Unidos para exhibir películas europeas?Respuesta. Bueno, de momento la cosa no ha superado la fase de las buenas intenciones. Esa es una cuestión que saqué yo en una reunión de profesionales, que para meter la nariz en Estados Unidos los europeos teníamos que hacerlo desde dentro. Y la mejor manera es tener nuestras propias salas, lo cual es factible en algunas ciudades norteamericanas como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco o Chicago. A Woody Allen le pareció una buena idea. Piensa que en Manhattan la única sala en la que se puede ver cine europeo es el Angelika Film Center.

P. Tal vez deberías involucrar a más gente interesada en el cine europeo, como Martin Scorsese o Robert de Niro.

R. Buena idea. Recuérdame que la próxima vez que vaya a comer al Tribeca Grill suba luego a darle la lata a De Niro.

P. Siempre estás en fase expansiva, ¿no?

R. No queda más remedio. Lo que gano lo reinvierto en la empresa; por eso no tengo un duro.

P. Llorens, yo te he visto en un Porsche.

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R. Un Porsche de la empresa. A mí los aviones me dan grima y, si puedo, prefiero ir a todas partes por carretera. Haz números y verás que, de dos personas en adelante, es más barato ir a Madrid en Porsche que en avión.

P. Y tal como están las cosas en la depauperada industria cinematográfica catalana, supongo que hay que ir bastante a Madrid.

R. La verdad es que se ha hecho todo bastante mal. Se ha dado prioridad a un seudopatriotismo de estar por casa en vez de fomentar una industria sólida. Se ha subvencionado de manera arbitraria y la lengua ha sido más importante que la cultura. No se pueden hacer películas sólo para catalanes. Nuestro mercado natural es España, Europa... Yo estoy encantado de ser catalán, que conste, y de Cambrils para más señas, pero no necesito recordármelo a mí mismo todos los días. Ya me está bien que éste sea un país de fenicios bilingües.

P. Supongo que tu fijación por el cine arranca de la infancia.

R. Claro. ¿Viste Cinema Paradiso? Es la historia de mi vida. Me identifiqué mucho con el crío protagonista. Todas esas emociones que salían de la pantalla... Recuerdo lo útiles que eran las imágenes de Raquel Welch a la hora de pelársela en casa, aunque la verdad es que cuando la conocí me llevé una desilusión: ¿sabes lo bajita que es?

P. La verdad es que no. Tampoco entiendo muy bien cómo se pasa de niño de Cambrils a magnate de la industria cinematográfica.

R. Trabajando. Yo enseguida me di cuenta de que no quería heredar el colmado de mis padres en el Eixample y que me apetecía entrar en el mundo del cine. No sabía muy bien en qué área, pero quería formar parte de él. Estudié profesorado mercantil y mi primer trabajo fue de ayudante del contable en Izaro Films.

P. ¿No habías intentado ser actor? Yo aún recuerdo aquellos anuncios de tus propias salas en los que salías haciendo de padre de familia cinéfilo.

R. Intenté matricularme en el Institut del Teatre, pero no pasé la prueba de entrada. No es que me catearan, ¿eh? Es que querían que leyera un texto determinado y yo traía el mío propio. Como insistieron en que leyera lo que ellos me daban, les envié a la mierda y santas pascuas.

P. Parece que eres de los que montan su propia empresa para no recibir órdenes.

R. Yo viví la última época de las grandes distribuidoras españolas: Izaro, CB Films, Sánchez Ramade, Cire Films... A finales de los setenta se acaba una manera de distribuir y empieza otra. La presencia de las multinacionales resulta más evidente. Ya no puedes tener tu chiringuito y hacer lo que puedas. Hay que jugar más fuerte y hablar directamente con los norteamericanos si quieres conseguir buenas películas, hay que ir a festivales. Yo monté Lauren Films a principios de los ochenta, después de haber pasado por Paramount, y todo el mundo me dijo que era una mala época, que me la iba a pegar. Porque en este país lo que más le gusta a todo el mundo es que te la pegues. En Estados Unidos se respeta al luchador que se la juega, aquí van a por él a degüello. En fin, que a pesar de tanto agorero mi empresa tiene ya 20 años de vida, 400 empleados y 250 salas en toda España.

P. Has ido por partes. Primero la distribución. Luego la exhibición. Supongo que el siguiente paso es la producción.

R. Ya hemos producido algunas películas, aunque en la mayor parte de los casos se ha tratado de participaciones minoritarias. Ahora vamos a empezar a producir en serio. Desde Barcelona, para demostrar que, a pesar de lo difícil que te lo ponen, puede hacerse industria en esta ciudad. Estoy obsesionado con hacer industria, que es una cosa que no tiene nada que ver con levantar subvenciones o hacer fuegos de artificio.

P. ¿A qué te refieres?

R. Hacer industria no es fabricar películas de terror, rodadas en inglés, cuyo destino internacional no son las grandes salas, sino los videoclubs y la televisión por cable. Si la Generalitat, como parece ser el caso, considera que eso es hacer industria, apaga y vámonos.

P. La Generalitat prefiere no tirar el dinero con el cine autóctono porque lo necesita para subvencionar a las multinacionales y que Schwarzenegger hable en catalán.

R. Yo ya no pago más doblajes al catalán. Que se arruine otro.

P. ¿Y cuáles son las películas que te apetece producir?

R. Pues ni arte y ensayo ni imbecilidades ultracomerciales. A mí me gustan las películas de John Ford, el cine clásico que cuenta buenas historias, que transmite sentimientos. Para mí, una película es, ante todo, una buena historia bien explicada, que te emocione, o que te haga reír, o que te afecte de alguna manera. Es lo que te decía de Cinema Paradiso. Yo miraba lo que ocurría en la pantalla y pensaba: "Ese crío soy yo, haciendo novillos en los maristas para pasar la tarde en el Rex, sabiendo que luego me voy a llevar un chorreo de los curas y dándome igual".

Vicens Gimenez

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