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MONUMENTAL DE MÉXICO

Mora y los tres tiempos del toreo

No al encierro español

Garfias / Mejía, Mora, Garibay

Toros de Javier Garfias de los Santos, justos; 2º y 5º chicos, 2º y 4º, sospechosos y débiles; 1º y 5º recibieron arrastre lento por su bravura, resto con genio.Manolo Mejía: pinchazo hondo y estocada tendida (silencio); estocada trasera (división). Eugenio de Mora, que confirmó la alternativa: estocada (oreja); media y dos descabellos (vuelta). Ignacio Garibay: estocada tendida (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada -aviso- y descabello (silencio). Monumental Plaza México, 12 de noviembre. Un tercio de entrada.

Los tres tiempos del toreo auténtico: aguantar, templar y mandar con perfección fueron practicados por Eugenio de Mora. Además, cargó la suerte al bordar el toreo en las emotivas faenas a Tinterillo y Palomo, que por su extraordinario son recibieron arrastre lento.Los doblones con los cuales llevó al de su confirmación a los medios tuvieron señorío. Colocado el adversario, que tenía una embestida larga, el diestro de Mora de Toledo, barriendo la arena con su pañosa, tiró del pastueño cornúpeta al ritmo que quiso. Enhebró redondos en tres embrujantes series, que remató con ejemplares forzados de pecho, pases que iniciaba aquí y terminaba allá. Al doblar el fijo enemigo los tendidos se vistieron de blanco y Mora se llevó un merecido trofeo.

Las majestuosas chicuelinas del quite a su segundo, pitado al salir por chico, fueron abrochadas con torerísima larga, que la afición aplaudió de pie. Con unos muletazos de tanteo dejó al enemigo en el anillo para luego citarlo de largo y, adelantándole la muleta bien cuadrada, lo embarcó en la panza del engaño. Con bizarría cargó la suerte y al correr la mano templó los pases con una suavidad increíble. Así realizó tres magistrales series de derechazos y dos de inmaculados naturales que remató con el de pecho enroscándose al antagonista en el cuerpo. Con esta artística faena ya tenía las orejas en el esportón, pero las perdió por no acertar con la toledana, pues traía un puntazo en la mano derecha y carecía de fuerza.

Con el paquete que el español le dejó a Manolo Mejía, aunado al malestar en los tendidos porque el segundo parecía un novillo, las acertadas acciones del diestro de Tacuba ante un morlaco revoltoso que calamocheaba no fueron valoradas. El cuarto punteaba, pero Mejía logró asentarlo echando mano de su técnica y de sus dotes de lidiador. Realizó un toreo de poder, pero el público volvió a meterse con él sin razón, pues minimizó las dificultades del bicho.

Ni el valor ni la decisión de Ignacio Garibay lograron corregir los vicios del carivacado y peligroso tercero, que a medio viaje buscaba al torero. Batalló con el tardo sexto hasta que consiguió enjaretarle una serie de limpios naturales que tampoco apreciaron las galerías.

La empresa de la México había anunciado para el próximo domingo toros españoles de La Cardenilla. Sin embargo, la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia anunció que estos toros no se podrían lidiar, pues la Secretaría de Agricultura le había otorgado un permiso al ganadero, José Mora, para que importara su ganado para simiente, pero no para la lidia. Como Mora había registrado las reses importadas en el Registro de Edades en la Asociación de Criadores de Bravo, requisito indispensable para lidiar en la México, el empresario contrató la corrida. El rechazo por parte de los ganaderos mexicanos se debe a que mientras en España no se lidien toros mexicanos, en México no se lidiarán los españoles.

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