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EL FUTURO DEL NACIONALISMO CATALÁN

Pujol anima a sus bases con un discurso de afirmación nacionalista

La autoafirmación nacionalista fue la idea principal del discurso con el que el presidente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Jordi Pujol, inauguró el 11º congreso del partido. Un Pujol de verbo combativo pero de fondo moderado recurrió a símiles marineros para insuflar ánimos. El líder nacionalista ofreció vitaminas directamente en vena a una militancia mareada y debilitada ideológicamente por tanta navegación por mares en los que están a merced del Partido Popular.

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Para conseguir cerrar filas en épocas duras, Pujol lanzó un guiño a las distintas corrientes del partido con su mensaje integrador de sensibilidades y con un objetivo final: la continuidad del proyecto en el futuro.Con el fin de que las vitaminas surtieran efecto, Pujol tuvo que hacer un balance bueno de los 26 años de partido y aún mejor del futuro que viene. Y el futuro estaba allí escuchando con atención las enardecidas palabras del líder indiscutible. Artur Mas, consejero de Economía, delfín de Pujol y a partir del domingo secretario general de CDC, oyó con satisfacción: "Tenemos que hacer de CDC un partido fuerte, que inspire confianza, con voluntad mayoritaria, que tenga un proyecto claro; debe verse que tenemos proyecto y liderazgo; que el proyecto de futuro está garantizado", subrayó Pujol.

El presidente de CDC fue interrumpido por los 1.881 congresistas en reiteradas ocasiones. Era el calor de unos aplausos para romper tanto desengaño nacionalista por no hacerse realidad el pacto de CiU con Esquerra Republicana (ERC). Se imponía un discurso como el pronunciado ayer por Pujol, que hiciera olvidar a las bases convergentes que el PP es su aliado principal en el Parlamento de Cataluña y que CiU es una coalición prescindible en un Congreso de los Diputados de mayoría popular matemáticamente insultante.

"Necesitamos un gran partido; el país necesita una gran CDC; tenemos obligación de conservar y engrandecer este partido", tronaba la voz del presidente de CDC en el centro del viejo cinturón rojo, en el palacio de la Feria de Cornellà. Hay que preparar las mochilas a conciencia para la excursión sugerida por Pujol: "Durante décadas hemos vivido en un valle angosto y oscuro; lo hemos dejado atrás y ahora estamos en la cresta. Podemos respirar, ver lo que nos rodea, otear el horizonte; pero no nos podemos quedar aquí arriba; nuestro destino es el llano que está al otro lado y que ahora vemos más acerca, más al alcance, pero aún lejos: nos separa un descenso complicado y los que practican montañismo saben que con frecuencia las bajadas son más difíciles que las subidas".

Carles Ribas
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Un Pujol realista ante el congreso reconoce la plena validez de la Constitución y el Estatut

¿Qué es pues lo que aguarda en la tierra prometida por Pujol? Pues una "autonomía real; competencias exclusivas, para conseguir esto hemos indicado el camino; la Constitución y el Estatut lo permiten; nada de aprendices de brujo, no hemos hecho nunca demagogia: no todos pueden decirlo", en palabras de un Pujol que se mostró poco dado a objetivos inalcanzables.El líder nacionalista, siguiendo con las indicaciones del informe de Enric Argullol y Antoni Bayona a modo de catecismo, no se salió para nada ni del marco de la Constitución ni del Estatut. Eso sí, intentó reafirmar el orgullo nacionalista de la formación. Y con claras advertencias a su socio de coalición, cuyo líder, Josep Antoni Duran Lleida, recientemente sugirió que el término nacionalismo tenía connotaciones peyorativas, Pujol afirmó: "El brillante futuro no lo podemos estropear si rebajamos las reivindicaciones concretas; por eso nos ratificamos en el nacionalismo; con frecuencia hablamos de catalanismo político en el bien entendido que queremos decir nacionalismo".

Objetivos reales

Pero el viejo líder de Convergència volvió, tras la advertencia, al guión moderado. "Aunque en CDC haya independentistas, nuestro partido no reclama la independencia. Reclama una autonomía real, integral, un poder de Estado", subrayó. "Discutamos lo que haga falta, escrutemos horizontes, pero no dejemos de lado los objetivos reales, de hoy. Cuidado con las propuestas de objetivos inasequibles y con la frustración que pueden producir; no abandonemos el camino que nos hace avanzar", alertó el líder nacionalista.

Ese gradualismo lo quiso subrayar recurriendo a los logros que el Gobierno de CiU ha hecho en los últimos años: hospitales, escuelas, servicios... Tal como hiciera en el debate de política general del pasado mes de octubre, aunque esta vez envuelto en el mensaje nacionalista que esperaba un partido, al que la necesidad de acercamiento cotidiano al PP sume en una cierta esquizofrenia ideológica.

"No niego que quizá de nuestra negociación con el PP no saquemos nada, pero sé que si alguna mejora podemos conseguir, aquí y ahora, es negociando con el Gobierno central", subrayó el presidente de CDC.

Tras recorrer esa larga relación de amores y desamores, tiras y aflojas, y obediencias al cerebro y al corazón, Pujol quiso concluir su alocución agradeciendo a Pere Esteve, el secretario general saliente, los servicios prestados. Esta vez no fue seguido por los delegados: no consiguió llenar con aplausos las dos pausas que expresamente dejó para que la militancia expresara su afecto.

Presencia de Unió

Tampoco habrá aplausos, porque no habrá ocasión, para Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió que no acudirá al congreso de sus socios. Una delegación encabezada por la secretaria general de UDC, Núria de Gispert, y el secretario de organización, Josep Sánchez Llibre, hará los honores al congreso de su aliado. Ayer, Pujol también se refirió a las curiosas y complicadas relaciones entre ambas formaciones: "Conozco las dificultades de este tema, y en realidad todos sabemos cuál sería la mejor solución". O sea, la fusión entre ambos partidos, una fórmula de la que los democristianos no quieren ni oír hablar. Como tampoco les gusta oír de labios del presidente de CDC que será este partido el que lidere el pospujolismo. Y ayer Pujol volvió a remachar el clavo.

Con esta intervención se cerró la primera jornada del congreso de Convergència. Hoy tocará el turno al informe de gestión de Pere Esteve y a los debates en comisión de las diferentes ponencias.

Todo pues, a punto, para que Artur Mas, candidato único a la secretaría general, tome las riendas del partido. Mas sigue elaborando la lista para la nueva ejecutiva, preocupado por las filtraciones a la prensa. Ayer incluso se especulaba con la posibilidad de que introdujera algún cambio en la lista dada a conocer públicamente por los medios de comunicación.

Un estilo muy parecido al practicado durante años por Jordi Pujol de quien, precisamente, Artur Mas se postula como delfín.

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