"Pienso envejecer con con la guitarra a cuestas" Ramón de España
Pregunta. Veo que tu disco en solitario, Rock & Roll Club, reúne el repertorio con el que nos deleitabas años ha.Respuesta. Sí, supongo que es mi versión de los clásicos... De hecho, Los Rebeldes surgieron así, para recuperar una memoria musical que en España era completamente desconocida. Piensa que el atraso franquista no se cebaba exclusivamente con los políticos o los intelectuales: hasta el rock and roll se impregnaba de caspa gallega, nen... Aquí parecía que Elvis y los Beatles eran de la misma época, y los clásicos nos llegaban en versiones de Celentano...
P. A mediados de los setenta, los rockeros intentabais eludir esa caspa de la que me hablas por el curioso sistema de hacer ver que vivíais en otra época y en otro país... Más de un ciudadano concienciado, a sueldo a veces de la Generalitat, os había acusado de escapistas.
R. Pues los grises no hacían distinciones entre rockeros y psuqueros, nen: a la hora de repartir porrazos eran absolutamente democráticos... Sí, supongo que algo había de refugio ante la vulgaridad en la reivindicación de grupos y cantantes de los años cincuenta, pero también es verdad que en esa época hubo gente formidable a la que había que resituar a nivel español. Pienso en Eddie Cochran o en Buddy Holly.
P. O en Sleepy la Beef, que hubo un tiempo que se pasaba la vida de bolos por el Maresme.
R. Yo fui el bajista de Sleepy la Beef, tío, a los 17 años, que es cuando empecé a moverme en lo de la música.
P. ¿Cuando te hacías llamar Carlos Presley?
R. ¡Nunca me hice llamar Carlos Presley! ¡Eso es un infundio! A mí me bautizó Carlos Presley un periodista del Dicen, y eso fue todo: ¿tú crees que yo pude tener la desvergüenza de hacerme llamar Carlos Presley, con el respeto que le tengo a Elvis? Fíjate si le respeto que cuando fuimos a Memphis a grabar un disco de Los Rebeldes y se montó la inevitable peregrinación a Graceland, yo me quedé en la puerta, nen, me daba vergüenza entrar en la casa de Elvis... Veías a toda aquella gente haciendo cola y pensabas: ¿qué pretenden?, ¿fisgar todo lo que puedan?, ¿meter las narices en el retrete de Elvis?...
P. Ahí es donde la diñó.
R. ¡No jodas!
P. Lo que oyes. El Rey palmó sentadito en el retrete y con un globo farmacológico de no te menees...
R. El caso es que no pasé de la tienda de souvenirs, tío.
P. ¿Por qué te pusiste a componer?
R. Buena pregunta, porque yo me podría haber pasado la vida versioneando a mis maestros. Supongo que tenía ganas de decir algunas cosas, de reciclar todo lo que había oído y fabricar con ello algo mínimamente nuevo y personal. Quería explicar historias. Siempre he concebido las letras de las canciones como los relatos de un escritor... De hecho, ahora estoy trabajando en un disco para Los Rebeldes en el que todas las canciones están conectadas, son como piezas de un puzzle que se complementan para construir una historia... Tranquilo, no es una ópera rock.
P. Veo que te has pasado a una independiente. ¿Qué pasaba, te maltrataban en la multinacional?
R. Se trabaja mejor en una independiente, especialmente si, como es el caso, la compañía la tienes cerca de casa. Yo vivo en Teià, al lado del Masnou; los miembros de la banda andan todos por el Maresme, y la discográfica está en Mataró... ¡Todo queda en casa, nen!
P. Pero puede que la amplitud de la promoción se resienta.
R. No creas. Hoy día el problema de la promoción es que no sabes muy bien adónde ir a vender tu producto. Ya no hay programas de televisión como La edad de oro. O Aplauso, al que valía la pena ir, aunque solo fuera para ver de cerca a José Luis Fradejas. Y sobre todo, el interés de la gente se ha desviado de los artistas a los freaks. Es prácticamente imposible competir con Tamara, su madre, la del look Puerto Hurraco, y el gran Tony Genil. En la radio y en la televisión no hay más que prensa del corazón y un amasijo de freaks. Yo me he cascado un disco de clásicos del rock and roll, pero no tengo nada que hacer ante cualquier majadero con un solo diente que se enrolle una cuerda de guitarra en la muela y se ponga a interpretar Los sitios de Zaragoza...
P. Deberías pasarte al rollo latino: es el timo más rentable del momento.
R. No lo dudo: yo también estoy harto de poner la radio y de oír a tíos que me recuerdan a Santiago Auserón pero no son Santiago Auserón... No, si a mí lo del rollo latino me parece muy bien, pero en mi caso particular lo considero una guarnición, no el plato principal. Yo sigo flipando con el rock and roll, con el rhythm and blues, con el country...
P. Con según qué country, supongo.
R. Hombre, claro, con el que se inventó el gran Hank Williams...
P. Otro ilustre fiambre: patatús etílico en el asiento trasero de su coche, a los 29 años...
R. El problema del country es que lo que más triunfa es el equivalente americano de los grandes éxitos de la emisora de Justo Molinero. Arrasa un pazguato como Garth Brooks y a Dwight Yoakam no le hacen ni caso...
P. ¿Has oído el disco de Van Morrison y la hermana de Jerry Lee Lewis? Me parece un buen ejemplo de lo que es envejecer con dignidad para un rockero.
R. Estoy en ello. Observarás que ya no llevo las botas de cowboy, ni el sombrero. Eso sí, pienso envejecer con la guitarra a cuestas. Con cualquier Gretsch de mi bonita colección.
P. ¿Qué ha sido de toda tu hermandad rockabilly de los años setenta?
R. ¿Y tú qué crees? Lo normal, tío, lo normal: unos siguen con la chupa de cuero, otros trabajan en un banco y escuchan discos los fines de semana, algunos se han muerto de sobredosis, los hay que tienen hijos y una familia... Soy uno de ellos y, a los 39 años, tengo la inmensa suerte de poder seguir cantando, componiendo, grabando y actuando. A mí eso, nen, ya me parece la gran vida.
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