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Gore y Bush se acusan de poner en peligro la prosperidad de EE UU

El recorte general de impuestos ofrecido por George Bush beneficia a los ricos y pone en peligro la prosperidad económica de EE UU. Éste es uno de los argumentos que planeaba emplear Al Gore en su primer debate televisivo con su rival republicano. Pero en ese debate, que iba a comenzar en Boston a las tres de la madrugada de hoy, hora española, Bush pensaba replicar que es el incremento del gasto público del programa de Gore lo que amenaza con terminar con la gallina de los huevos de oro.

Ante decenas de millones de telespectadores, en el debate más crucial desde el sostenido en 1960 por John Kennedy y Richard Nixon, Gore y Bush, cada cual con su estilo y su programa, pensaban presentarse como adalides de los intereses de las mayoritarias clases medias norteamericanas.Y concebían demoler al rival asegurando que sus propuestas son de alto riesgo para la buena salud de la primera economía del planeta. El recorte de impuestos de Bush, según Gore, imposibilita dos grandes objetivos nacionales: el pago de la deuda nacional y la consolidación del futuro del sistema público de pensiones de jubilación.

Ese recorte, según el candidato demócrata a la Casa Blanca, se traduciría en un regreso a la era de los déficits presupuestarios y los altos tipos de interés.

Pero Bush piensa que lo peligroso es la catarata de propuestas populistas de Gore, que, en su opinión, va a devolver a EE UU a la detestada época del Gran Gobierno, cuando Washington gastaba fortunas superiores a sus ingresos fiscales y empujaba al alza el precio del dinero.

La crisis petrolera iba a hacer su aparición en el debate. Bush denuncia que Bill Clinton ha recurrido a la Reserva Estratégica Nacional para hacerle un favor a su vicepresidente Gore y propone efectuar extracciones en el santuario natural de Alaska.

Gore se opone a violar la paz de Alaska y acusa a Bush de servir a los intereses de la industria petrolera. Gore, que disfrutaba ayer de una ventaja de dos o tres puntos en las encuestas, era el que más tenía que perder en el debate en la Universidad de Massachusetts. Hábilmente, los republicanos recordaron que es "un especialista en debates" y, en consecuencia, el favorito del primero de los tres cara a cara de estas elecciones.

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"Gore se ha pasado toda su vida debatiendo, mientras que Bush ha estado dirigiendo, primero en la empresa privada, luego en el equipo de fútbol de los Texas Rangers y luego como gobernador de Tejas", declaró el republicano Don Evans.

Fue una manera de situar el listón bajo para Bush. Con que no trabucara palabras, mantuviera el tipo y lograra transmitir sus cualidades reaganianas de hombre agradable y común al resto de la gente, Bush podía ser proclamado vencedor.

"Van a escuchar a Gore decir muchas veces durante el debate que ésta o aquella propuesta mía no son factibles, y es que él confía en el Gobierno y yo confío en el pueblo", adelantó Bush.

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