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VUELTA 2000 Décima etapa

"No sé qué hacer"

"Está llorando, está llorando", gritaban en la meta de La Molina cuando apareció Santos González. No, no. "Sólo era que me estaba quitando el sudor", aclaró el nuevo líder. No lloró, pero tampoco se creía lo que tenía entre manos. No sabía qué hacer con el maillot amarillo: "Es una situación tan nueva que no sé cómo plantearemos la carrera. Supongo que mi director ya sabrá qué hacer y me dará las directrices oportunas". Pero ya se lo imagina. Olano sigue siendo el líder del equipo mientras siga como hasta ahora.En la vida profesional de González, el momento de ayer subido al podio es el más grande. Sólo se le acerca el campeonato de España contrarreloj conseguido el año pasado o el prólogo de Castilla y León de este verano. Él, nacido en Crevillente (Alicante) hace 26 años, se consideraba un especialista. Uno de esos corredores que no imaginan vestirse el amarillo en la Vuelta en una etapa de montaña. Pero así fue, aunque tanta influencia tuvo su lucha constante en la escapada de ayer como el segundo puesto de la contrarreloj de Tarragona.

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Él es uno de los pocos corredores del pelotón que procede de la pista (fue olímpico en Barcelona y Atlanta, en la especialidad de persecución). El salto al profesionalismo lo dio, curiosamente, en el equipo menos apegado a las contrarreloj, el Kelme, donde se centró en las carreras de cinco días. Tras cuatro años allí, ingresó en 1999 en la factoría Saiz. En el ONCE, le han exprimido sus cualidades de rodador. Pero aún sigue encontrando tiempo para tocar la guitarra, su otra gran pasión.

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