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LA OFENSIVA TERRORISTA

El 'comando Araba' almacenaba casi 30 kilos de dinamita y cinco bombas lapa preparadas

Los tres miembros del comando Araba de ETA detenidos el pasado sábado en Vitoria tenían cinco bombas lapa preparadas para usar en cualquier momento, y una de ellas completamente acabada, con la dinamita cargada y a falta sólo de incrustar el detonador en la pasta marrón Titadyn 30 A, la dinamita robada en Bretaña. En la operación policial, que la Ertzaintza todavía mantiene abierta, los agentes encontraron en poder del comando 28,5 kilos del citado explosivo. Fuentes policiales indicaron que el hombre detenido, cuya identidad no ha sido revelada, es el presunto liberado (a sueldo) del grupo, mientras que las dos mujeres (Esther Llorens y Zuriñe Lebrero) formaban parte de un talde (grupo) de apoyo.

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Temporizadores

El material incautado a los terroristas hace pensar a la policía que tenían previsto cometer un atentado de forma inminente. Una de las bombas lapa, similares a las empleadas ayer en el crimen de Sallent de Gállego, estaba totalmente preparada con cerca de dos kilos de dinamita para ser adherida al coche de la hipotética víctima. Las otras cuatro tenían instalado el dispositivo de temporización y sólo faltaba que los activistas las cargasen con el explosivo.El comando guardaba en su poder un total de 10 bolsas alargadas llenas de dinamita Titadyn 30 A, y otra sin su contenido completo, junto a material suficiente como para preparar 15 bombas más. Ese tipo de explosivo es el mismo que un comando de la banda robó en un polvorín de Bretaña (Francia) el pasado 28 de septiembre, antes del final del alto el fuego etarra.

Ese mismo material explosivo ha sido usado por ETA en varios de los atentados cometidos a lo largo de este año, entre otros, los asesinatos del dirigente socialista alavés Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez Elorza; y del presidente de la patronal guipuzcoana Adegi, José María Korta; el coche bomba que estalló en el centro de Madrid, en la plaza de Callao, junto a El Corte Inglés y la FNAC, el pasado día 8 o los dos ataques cometidos el pasado mes de julio contra sendas oficinas de Caja Vital en Vitoria.

Unos 25 kilos del mismo tipo de dinamita transportaba el vehículo en que viajaban los cuatro etarras que fallecieron el pasado día 7 en Bilbao al estallarles esa carga. Uno de los fallecidos en el suceso fue Patxi Rementeria, presunto reponsable también del comando desarticulado en Vitoria, según sospechan fuentes de la investigación.

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La Ertzaintza expuso ayer en la capital alavesa el material que decomisó al comando tras el registro de seis pisos a lo largo de la jornada del sábado, en una operación coordinada por la Audiencia Nacional. Además del citado explosivo, se incluyen 12 temporizadores eléctricos y cinco mecánicos, nueve detonadores y aproximadamente un metro de cordón detonante. Los terroristas disponían igualmente de cinco granadas del tipo Mecar, dos de ellas antipersonas y las otras tres antiblindaje.El material expuesto incluía también tres teléfonos móviles, una cámara fotográfica Zenit con objetivo de 50 milímetros, un ordenador y una caja de herramientas. Los detonadores pertenecen al parecer al grupo que un comando etarra robó el pasado 27 de julio en una cantera próxima a la localidad francesa de Pau.

La policía vasca intervino además documentos y otros materiales que, de momento, prefiere no hacer públicos porque están siendo investigados y podrían dar lugar a nuevas detenciones en los próximos días, según fuentes de la Ertzainzta. "La operación sigue abierta", declararon ayer estas fuentes, y "precisamente por eso no va a salir demasiada información ni de la Ertzaintza ni de la Audiencia Nacional".

Ésa es la razón aducida para no hacer pública, de momento, la identidad del hombre detenido. Según indicaron las citadas fuentes, se trata de un liberado de la organización terrorista (a sueldo) "cuya identificación podría dar pistas a otros miembros de la banda para saber si tienen que abandonar su infraestructura o están seguros en sus escondites". Las otras dos detenidas, Esther Llorens Pérez y Zuriñe Lebrero Panizo, según las identidades que en la tarde del mismo sábado hizo públicas Gestoras pro Amnistía, son presuntamente miembros de un grupo de apoyo del comando. Otros tres miembros del grupo pueden haberse dado a la fuga.

Los primeros datos de la investigación que está desarrollando la Ertzaintza se encontraron tras la explosión en Bilbao que mató a Rementeria, el también liberado de la banda Ekain Ruiz y los legales (no fichados por la policía) Urko Gerrikagoitia, y Zigor Aranbarri.

El Cuerpo Nacional de Policía ya tenía datos sobre este último, nacido en Vitoria y residente en Durango. Tras la explosión en la capital vizcaína, las Fuerzas de Seguridad del Estado trasladaron a la Ertzaintza toda la información de que disponían sobre Aranbarri.

Esos datos, junto a los conseguidos en los registros de viviendas, una de ellas la que Aranbarri ocupaba en la capital alavesa durante el curso escolar, y la información de la que disponía la propia policía vasca han llevado a la desarticulación del grupo.

La 'literatura' de la banda

En una de las esquinas de la mesa donde la Ertzaintza expuso ayer en Vitoria el material incautado al comando Araba descansaban un libro y un folleto. Era el rincón literario de los miembros del comando.El libro se titula ETAren ekimena (La acción de ETA). Su portada no es, sin embargo, una imagen de los cuerpos destrozados de algunas de las múltiples víctimas que la banda ha ido dejando en su camino, sino una fotografía en blanco y negro, sobre fondo azul, del polémico texto con los sellos de la banda, el PNV y EA.

Aunque no era más que un libro, no dejaba de parecer un arma más en medio del arsenal de granadas, dinamita y temporizadores. Un arma de doble filo que sirvió a los terroristas para decidir un alto el fuego y 14 meses después desatar una de las más brutales ofensivas de los últimos años.

El comando también guardaba un ejemplar del boletín interno de ETA, Zutabe, en el que sus militantes y los simpatizantes cualificados comparten desde la clandestinidad los análisis de situación de la dirección.

Los grandes ausentes de la exposición fueron los manuales que la Ertzaintza se incautó en uno de los pisos y que enseñan a los etarras a montar bombas lapa como, por ejemplo, la que acabó ayer con la vida de dos miembros de la Guardia Civil en un pueblo de Huesca.

El hecho de que, junto a la dinamita, ETA entregue a sus miembros un manual de instrucciones no acaba de explicar totalmente la reciente muerte de cuatro de sus miembros, en Bilbao, al estallarles el coche en el que transportaban 25 kilos de explosivos, pero sí da idea de que algunos de sus integrantes no han recibido en Francia, en contra de lo habitual, la formación necesaria.

Fuentes policiales subrayan que los manuales dan además pautas sobre la colocación de los artefactos y los lugares preferentes para hacerlo. En cualquier caso, subrayan igualmente que "no hay que confundir la inexperiencia con el dato erróneo de que ETA está débil".

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