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Banderas de colores en son de paz

Barrio de moda

El barrio de la Ribera de Barcelona, en Ciutat Vella, nunca había lucido tanto colorido. Telas en tonos llamativos y alegres cuelgan de comercios y balcones de viviendas junto a carteles que se quejan del ruido en el barrio. El color es la respuesta a las protestas de los vecinos. Los propietarios de los locales de ocio (cafeterías y restaurantes en su mayoría), responsables del desvelo vecinal según los residentes, están enfocando la polémica con formas dignas de Versalles. "No nos interesa la cosa sensacionalista de Guerra de pancartas en el Born. El lema de nuestra campaña es Disfruta del color de la Ribera, porque nosotros aportamos vida y color al barrio", dice Víctor Guerrero, propietario de una cafetería en el paseo del Born.Los hosteleros rehuyen el enfrentamiento, pero los vecinos plantean una polémica difícil de eludir: su derecho a descansar por las noches. Es el enésimo caso de asociaciones de vecinos enfrentadas a los locales de ocio por exceso de ruido. Sólo que aquí las posturas no están tan claras. En una misma finca, hay residentes que cuelgan banderas de colores en apoyo a los comerciantes y otros que plantean sus quejas con pancartas muy directas. Si te gusta el ruido nocturno, vota Clos; El barrio no es una discoteca; Clos, ven a vivir aquí, o Menos ruidos y menos suciedad son algunos de los mensajes. La calle dels Flassaders está inundada de ellos. Una mujer de 60 años vecina de esa zona sostiene que el ruido es muy notable a partir de las 2.00 de la madrugada: "No es que nos molesten los bares, sino el follón que arma la gente cuando sale. Esto pasa desde hace mucho tiempo, pero desde hace un año, más, porque desde entonces hay más locales".

Las quejas llevaron al Ayuntamiento, a través del Distrito de Ciutat Vella, a reunir a todas las partes a principios de verano para encontrar una salida al problema. Tras escuchar las protestas, promovidas por un sector de la Asociación de Vecinos de Ciutat Vella, y la postura de los hosteleros, se acordó que las terrazas cerrarían a media noche entre semana y a las 2.00 horas los fines de semana. En los locales situados en calles estrechas ese límite se reducía una hora. Además se disminuiría el número de mesas en la calle y se pondrían bases de goma en las patas de las mesas para que no hicieran ruido al rozar con el suelo. El Ayuntamiento asegura que la Guardia Urbana controla cada noche que se respete el acuerdo, el volumen de la música y que la gente no haga ruido cuando abandona los lugares de ocio. Los vecinos siguen reclamando su derecho a dormir.

Todos coinciden en que el barrio ha cambiado. Incluso se ha puesto de moda, y a ello han contribuido decisivamente los establecimientos que se han abierto en los últimos meses. Discrepan, sin embargo, en la manera de asumir una transformación que parece no haber terminado aún. "Esto era mucho peor hace un par de años. Estaba muy sucio y había mucha delincuencia. Ahora que llegamos nosotros y lo adecentamos un poco, van y se quejan. No lo entiendo", protesta la propietaria de un restaurante, en la plaza de Santa Maria del Mar. "Es verdad que el barrio ha mejorado", admite Anna Maria, una vecina de 55 años, "pero también lo es que ahora es muy difícil dormir, sobre todo cuando la gente empieza a salir de los sitios de madrugada. Arman un buen escándalo".Ramón Morral, dueño de un local en el paseo del Born y miembro de la recién creada Asociación Profesional de Hostelería y Ocio de Ciutat Vella-La Ribera, afirma que en el barrio "siempre ha habido mucho más ruido que ahora de madrugada porque venían a descargar los camiones que iban al mercado del Born". "Lo que me revienta es que, habiendo menos ruido que antes, la gente se queje ahora", dice, convencido de que "la hostelería ha contribuido mucho a evitar la decadencia del barrio y a incrementar la seguridad". Morral y Guerrero, que insisten en que los vecinos que protestan "son un sector minoritario", se muestran muy satisfechos con el tipo de clientela que se han granjeado. "Ofrecemos un ocio de calidad y con un público educadísimo que ni es conflictivo ni busca la marcha por la marcha. Estamos encantados con la clientela que tenemos".

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