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JUEGOS OLÍMPICOS

El dilema de jugar en el extranjero

El éxodo masivo es la norma en voleibol y crea algún inconveniente en otros deportes

Robert Álvarez

Fútbol y baloncesto

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Manel Estiarte, el Maradona del waterpolo, decidió emigrar a un club italiano en 1984, poco antes de que la federación prohibiera que los jugadores españoles ficharan por clubes extranjeros. "Me tengo que ir de España, porque si no me estanco", se repitió en su interior una y mil veces. Aquella decisión resultó tan determinante para su progreso como jugador como para el del waterpolo español. Sin embargo, poco antes de los Juegos Olímpicos de 1992, Estiarte fichó por el CN Catalunya, entre otros, con este argumento: "No quería acabar los Juegos de Barcelona con la duda de que no se había hecho todo lo posible para ganar. Estando en Italia me habría perdido muchos entrenamientos".El caso del abanderado español en Sydney, en los que serán sus sextos Juegos Olímpicos, es paradigmático. ¿Beneficia o perjudica que un jugador de cualquiera de las selecciones españolas actúe en un club extranjero? La respuesta es ambigua. Por una parte significa un salto de calidad y sirve de ejemplo para las jóvenes promesas: así sucedió en baloncesto cuando Fernando Martín se convirtió en 1986 en el primer y único español que ha jugado en la NBA. Por otra parte, un éxodo masivo, además de representar un problema para los seleccionadores españoles -co-mo sucede con algunos casos puntuales en la preparación para los próximos Juegos Olímpi-cos-, también puede ser síntoma de las penurias de la competición española. Así se interpreta que ocho de los 12 jugadores que acaban de sacar el billete olímpico para el voleibol masculino, vayan a estar la próxima temporada en clubes extranjeros. Algunos ya jugaban en equipos foráneos, caso de Rafa Pascual que del Alpitur italiano va a pasar al Panasonic de Osaka, Miguel Ángel Falasca, que va a cambiar la liga italiana por la belga, o De la Fuente y Robles, que seguirán en la liga transalpina. Pero otros jugadores van a abandonar la Liga española, caso de Valido, que tiene previsto recalar en un equipo alemán (Friedrichshafen), Guillermo Falasca, que lo hará en uno francés (Poitiers) o Moltó, que actuará en Bélgica (Nolico).

José Huertas, presidente de la Asociación de Clubes de Voleibol (ACEVOL), argumenta: "Los clubes italianos se benefician de una ley del mecenazgo que les da una ventaja económica respecto a los clubes españoles. Nuestra obligación ahora es continuar buscando más recursos económicos y trabajar con la cantera". Huertas admite que los clubes españoles van a fichar una importante cantidad de comunitarios.

Un inconveniente sufrido por la selección de balonmano de cara a Sydney ha sido la ausencia durante gran parte de su concentración de uno de sus pilares, Talant Duishebaev, que ha tenido que mantenerse bajo la disciplina de su equipo, el TSV Minden, debido a que la Liga alemana empieza en agosto. Juan de Dios Román, seleccionador español, considera que este calendario puede ser contraproducente para la propia selección alemana y espera que Duishebaev no sufra ningún contratiempo físico en la dura competición de aquel país. También juega en el extranjero, en el TBV Lemgo, el portero Jaume Fort, que se encuentra en una lista de reservas para los Juegos.

En la órbita de la selección española de fútbol que disputará los próximos Juegos Olímpicos -la lista oficial no se confeccionará probablemente hasta finales de este mes-, figuran ya tres jugadores que se encuentran en clubes extranjeros: Jose Mari (Milan), Farinós (Inter) y Marchena, el central del Sevilla, que acaba de ser fichado por el Benfica. Las selecciones de waterpolo y de hockey hierba se forman en base a la exclusiva aportación de los clubes españoles. Al ejemplo de Estiarte, hay que añadir las cortas experiencias de algunos de los mejores jugadores de hockey como Arnau, Usoz y Escarré, que jugaron algunos partidos con clubes alemanes, o David Ferran y Juancho García Mauriño, que estuvieron en Holanda. "El hockey español es un deporte con una mentalidad amateur en el que conceptos como el de club, familia o país cuentan más que el dinero. Pese a ello, la dedicación y la exigencia son cada vez mayores", asegura Olegario Monegal, jefe del equipo español que competirá en Sydney.Ferrán, tras quedar excluido por el seleccionador de baloncesto Lolo Sainz, cuando éste redujo la primera lista de 22 a 14, deslizó: "Lo único que tengo claro es que he sido uno de los mejores pívots de la Liga. Son datos demostrables. Ya lo fui cuando estaba en Grecia y quizás por la distancia no se valoró mi trabajo". Sin embargo, los hechos le dan la razón a Sainz, que puede argumentar que cuenta con tres jugadores que militan en clubes extranjeros: Rogers (Panathinai-kos), De Miguel (por el que el Olympiakos le pagó 200 millones al Estudiantes) y Garbajosa, hasta ahora en el Tau y recién fichado por el Benetton de Treviso. En cualquier caso, los inconvenientes son relativos. Un ejemplo despeja las dudas, la selección yugoslava se ha proclamado campeona mundial y europea a pesar de estar integrada casi por completo por jugadores que compiten en clubes lejos de su país.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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