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35º CONGRESO DEL PSOE

La ruta de Zapatero no es la senda de Borrell

El nuevo líder inicia el camino pactando con quienes fraguan mayorías

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Bono cree que los guerristas pactaron con la mayoría para derrotarle

No ha sido el cierre de una vieja etapa, sino el comienzo de una etapa nueva. Lo dijo José Luis Rodríguez Zapatero en su primer discurso como secretario general, y no parece una frase retórica para consolar a dirigentes de épocas pasadas sino la expresión de una voluntad de conciliar pasado y futuro. Es decir, de tener respeto a la historia reciente pero sin sujeción a ataduras. Rodríguez Zapatero está, pues, en condiciones de representar no sólo una auténtica renovación de cara a los ciudadanos, sino un potencial de auténtico liderazgo, de superación de una lógica dominada por la rivalidad entre familias y la componenda entre cuotas territoriales.La victoria de José Bono habría transmitido esa tranquilidad que inspiran las personas con experiencia, pero el éxito de Rodríguez Zapatero no es lo que cabalmente podría llamarse un experimento. Las coincidencias con la irrupción en el territorio del liderazgo nacional de José Borrell, el otro dirigente socialista que derrotó electoralmente a un rival apoyado por el núcleo de poder del PSOE, son casi inexistentes. En aquellas primarias, Bono y Chaves, entre otros, habían hecho campaña para que perdiera quien finalmente ganó. Ahora, Bono era candidato a ganar, pero tras la derrota, su hombre de máxima confianza y secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, José María Barreda, está en la ejecutiva federal, y Chaves ha aceptado, a petición de un candidato por el que no había apostado, nada menos que ser presidente del partido.

El nuevo secretario general del PSOE ha formado parte durante una década del aparato de ese partido, aunque haya sido en el ámbito provincial, y ha acreditado su dureza para sobrevivir en la cainita vida partidaria, mientras Borrell quedaba extraño en ese paisaje porque había desempeñado sus principales responsabilidades políticas en cargos públicos de gestión.

Rodríguez Zapatero no sólo está familiarizado con el aparato del PSOE, sino que ha crecido entre las paredes del Congreso de los Diputados y ha visto de cerca dirigir el Grupo Parlamentario Socialista, donde han radicado sus apoyos para lanzarse a la carrera por el liderazgo. Distante del guerrismo, como también lo estuvo Borrell, él ha pactado con ese sector a la vez que ha demostrado pulso para denegar al guerrista Juan Carlos Rodríguez Ibarra una vicesecretaría general, que no ha creado. A diferencia también de la etapa inicial de Borrell, Zapatero arranca con una actitud de confianza hacia la mayoría de los dirigentes territoriales del partido y con la ventaja, de la que careció Borrell, de que no habrá tolerancia con quienes pongan piedras en el camino.

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