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El Ejército israelí se prepara para una nueva Intifada

Los colonos judíos reclaman la entrega de armas para no ser "asesinados"

Decenas de carros de combate y centenares de soldados, procedentes de la frontera del sur de Líbano, se están desplegando en torno a los 150 asentamientos de Cisjordania y Gaza en previsión de incidentes que podrían estallar si fracasan las negociaciones de Camp David. En medio de este desasosiego, las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos se adentran a partir de hoy en su recta final.

Clinton en Camp David

La explosión de una nueva Intifada no cogerá, esta vez, desprevenido al Ejército israelí, como en 1987. Fuerzas de infantería y carros de combate, desalojados en mayo del sur de Líbano, han sido trasladadas a lugares estratégicos de Cisjordania y Gaza.Estos destacamentos son visibles en los alrededores de los asentamientos más importantes, pero también en los accesos a las principales carreteras y en las cercanías del puesto fronterizo de Erez, en Gaza. Estos movimientos de tropas están acompañados de cambios en la cúpula del Ejército como la creación de un estado mayor especial, que será el encargado de coordinar las acciones militares y civiles en caso de una sublevación palestina. Éste será dirigido por el viceministro de Defensa, Efraim Sneh, y el actual coordinador israelí en Cisjordania, el general Yakov Or.

"Si la cumbre fracasa, a los palestinos no les quedará otro recurso que la fuerza. Y cuando estoy hablando de fuerza no me refiero a reacciones espontáneas e improvisadas de los jóvenes, sino de enfrentamientos orquestados por los dirigentes políticos", ha asegurado recientemente un mando militar israelí. El oficial recordó que el pasado mes de mayo, en la conmemoración de la Nakba palestina (el Desastre) por la proclamación del Estado hebreo, ya hubo un grado importante de preparación militar.

Los temores de estos mandos militares son compartidos por algunos responsables de la seguridad de los asentamientos judíos, que semanas atrás recibieron adiestramiento especial, balas de caucho y granadas de gases lacrimógenos. Ahora reclaman al Ejército más armamento y más contundente.

"La lección del Holocausto está clara; si los judíos no se protegen, serán asesinados", asegura Moshe Hager Lau, uno de los líderes del movimiento colono, coronel en la reserva y responsable de los servicios de seguridad de los asentamientos. El "problema verdadero no son los asentamientos, sino Jerusalén e Israel", añade.

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En este clima se reanudan hoy las negociaciones en Camp David, donde el presidente estadounidense, Bill Clinton, tiene previsto llegar a las diez de la noche, tras recortar en algunas horas su participación en la cumbre del G-8 en Okinawa.Clinton deberá recibir, en la reanudación de las conversaciones, una respuesta clara sobre la proposición que formuló a ambas partes antes de partir hacia Okinawa, con la que trató de arbitrar una salida compartida al conflicto de Jerusalén, la piedra angular de la negociación. La fórmula de Clinton otorga a los palestinos la administración -en algunos casos parcial y en otros completa- de determinados barrios árabes de la ciudad, mientras la soberanía del centro de Jerusalén (el barrio antiguo donde se encuentran los grandes templos monoteístas) quedaría congelada como está durante dos años en espera de un estatuto especial.

La propuesta incluye determinadas concesiones políticas a los palestinos, que podrían acceder libre y directamente, en teoría, a la explanada de las mezquitas y emplazar signos de soberanía en sus zonas.

La propuesta de Estados Unidos, en principio aceptada por Ehud Barak, primer ministro israelí, fue nuevamente rechazada por los palestinos.

El número dos de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, lo recordó ayer: "El Jerusalén ocupado en 1967 debe estar bajo soberanía palestina". En este sentido, tanto Egipto como Jordania, a través de sus ministros de Exteriores, Amro Musa y Abdul Alá al Jatib, respectivamente, recordaron que las resoluciones de la ONU "deben ser aplicadas a Jerusalén oriental", pues la consideran parte de los territorios ocupados.

Barak, entre tanto, negó la existencia de disensiones dentro de su equipo, y recordó que sólo él será responsable de lo que se ceda en Campa David.

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