_
_
_
_
_
Tribuna:TOUR 2000 19ª etapaCORRESPONSAL EN EL PELOTÓN
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La larga paliza

Es lo bueno de estos días de contrarreloj. Son las seis y ya he tenido la sesión de masaje. Así que aquí estoy, en la cama, esperando la hora de cenar y pensando en la etapa más larga del Tour, que para Armstrong puede ser por fin la más tranquila, pero que para los 128 restantes será un día bastante duro.Después de todo el Tour que hemos pasado, 260 kilómetros se hacen pesados. Otros años, la contrarreloj era el sábado, y una vez que la habías pasado ya te hacías en París, pero este año, nada, esos 200 y mucho pico de kilómetros que van a ser un día de lucha, con todo el mundo, que no estamos ni mucho menos al 100%, intentando coger el corte bueno, intentos y todo eso, todos pensando que el último día será por fin su día de suerte. Esperemos que nos toque a nosotros: es otro día más, aunque no lo parezca, y hay que disputarlo.

Para la gente de la general será un día de tensión. Mira que si a estas alturas de Tour y con lo que ha costado conseguir lo que se tiene, por cualquier tontería, una caída, una avería o un mal rato, se queda uno sin nada... Adiós al trabajo de todo el Tour. Así que digamos que es un día de transición pero con esa connotación de tensión. Para el que gane será muy buena jornada, y los demás, a sudar.

La contrarreloj esta que disputamos en Mulhouse es la crono que menos me ha costado acabar de todos los Tours que llevo. Entre que me ha cogido Jalabert pronto y lo he tenido allí a vista bastante tiempo, y que luego he cogido a François Simon, le he doblado, pero luego lo he tenido todo el tiempo detrás, yendo y viniendo como un yoyó, pues se me ha pasado casi sin enterarme. Hasta la meta me ha llegado casi a coger y hemos entrado casi sprintando los dos.

El peor momento lo he pasado en los últimos kilómetros, cuando el viento, que tampoco ha sido muy fuerte, ha girado y daba un poco de cara. Fue entonces cuando se me pasó el piñón y hubo un instante en que pedaleaba y no movía la rueda. "Aquí me quedo", casi pensé. Pero al final enganchó y pude terminar si más problemas.

Bueno, pues eso, pasada la paliza de Troyes, ya estamos casi en París. Esto se acaba.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_