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Entrevista:LA CRISIS DEL NUEVO LABORISMO. MO MOWLAM - MINISTRA BRITÁNICA DE GABINETE

"Debemos recuperar la confianza de la gente"

Berna González Harbour

Mo Mowlam es más popular que Tony Blair. Hay imágenes que seducen a un pueblo, y la ministra británica de Gabinete ha coleccionado ya unas cuantas: prefirió ir a la cárcel para convencer a los terroristas antes que tomar el té en los salones unionistas de Belfast, y así hizo posible la paz en Irlanda del Norte; pidió a la reina que abandonara el palacio de Buckingham y que se lo cediera al pueblo; y en los peores momentos del proceso de paz en el Ulster se hartó de los tabloides que criticaban sus calvas y gordura sin conocer la razón de ese cambio y dijo claramente y sin dramas: "Tengo un tumor cerebral y esto es por la radioterapia". También se quitó la peluca ante la prensa, harta de recolocársela.Mowlam, de 51 años, hoy ministra de Gabinete (con tareas de coordinación, pero prácticamente sin cartera), analiza en esta entrevista el pinchazo de popularidad del Gobierno.

Pregunta. ¿Qué ha pasado?

Respuesta. Hay varios factores que explican lo que ha ocurrido. Uno es que la mitad de mandato siempre es difícil. En esta época, siempre surgen cuestiones de si hemos hecho lo suficiente, etcétera. En segundo lugar, no nos hemos cubierto de gloria en ciertos momentos, y eso socava de alguna manera la confianza de la gente. Hemos tenido graves problemas con los medios para que nuestro mensaje llegara. No sé cómo es en España, pero nuestros medios sólo están interesados en cotilleos personales, incluso los grandes. Así que es la prensa, son errores que hemos cometido y es la mitad de mandato; es una combinación de factores.

P. ¿Ha terminado el fenómeno Blair?

R. No. Porque no sólo aquí, sino en muchos países, la gente está buscando un camino para moverse hacia delante, pero sin el viejo mercado o el viejo socialismo. Nuestros principios no han cambiado, pero lo que hemos hecho es decir: cómo los cumplimos en un mundo que ha cambiado. Le doy un ejemplo. Tratamos de cambiar el sistema de ayudas sociales para que responda a los cambios en la sociedad. Un buen ejemplo son las ayudas a los padres solteros. Podíamos haber aumentado simplemente la ayuda para mejorar su situación económica, pero de lo que se trata es de romper la cadena, de que tengan una oportunidad de formarse, de trabajar. Y las madres que objetaron tanto al principio, ahora son independientes. Eso es un buen ejemplo, porque demuestra cómo tuvimos dificultades en vendérselo a la gente. También pusimos primero los cambios constitucionales que habíamos prometido. Y en los dos primeros años no aumentamos los gastos sociales.

P. No debe ser muy cómodo para usted ser más popular que su jefe, el primer ministro.

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R. ¡Mmmm!, a veces no sienta bien, pero está ahí porque el progreso en Irlanda del Norte, después de 100 años, para la gente significó: "¡Hum, están progresando!". La situación demuestra que no va a ocurrir en cuatro días; hay dificultades en este momento, pero tenemos a la Asamblea trabajando de nuevo, los líderes de los partidos están demostrando un gran coraje y la gente no quiere volver atrás. Por eso me quieren. Lo otro es difícil de probar, pero estoy convencida, por las llamadas y cartas que recibo, que esto me ha hecho ganarme a muchas mujeres. Cuando tuve el tumor tuve radiaciones y perdí todo el pelo. La cantidad de mujeres que me dicen: "Si tú lo haces, yo puedo hacerlo", y los días que yo me decía: "Estoy muy cansada, no puedo seguir", me decía: "No puedo abandonar. Todas esas mujeres creen que lo estoy haciendo".

P. La semana pasada volvió a pedir a la reina que deje el palacio al pueblo en defensa de una monarquía de nuevo siglo. ¿Cuál es su idea de esa monarquía?

R. Hace seis años dije, cuando era ministra en la sombra de Patrimonio y la monarquía estaba hablando sobre su futuro: "Una de las mejores cosas que podía hacer para demostrar que estaba cambiando en aras del nuevo siglo era tener un palacio del pueblo, un palacio moderno en sintonía con el nuevo siglo". Y por eso lo sugerí. Yo creo que ayudaría. El problema es que ahora soy ministra de Gobierno. Aún tengo la creencia que tenía, porque creo que las grandes habitaciones vacías lo hacen difícil.

P. Hay diferencias en el Gobierno sobre la estrategia para entrar en el euro. Hay dos bandos enfrentados. ¿No les está perjudicando esa división?

R. En el Partido Conservador hay gente que quiere entrar en el euro inmediatamente y otros que no quieren tener nada que ver en absoluto con el euro. Pero en nuestro partido la diferencia es cuándo, y eso es mucha menor diferencia. No hay duda de que queremos estar dentro. Yo soy fuertemente proeuropea, yo quisiera verlo lo antes posible, pero nuestra posición es que iremos cuando cumplamos los criterios de convergencia. Queremos, estamos preparándonos para ello, y será una decisión de la gente en un referéndum.

P. ¿Por qué boicotearon a Blair en su intervención ante el Instituto de la Mujer?

R. En el Instituto de la Mujer ha habido muchas ladies de clase media, de edad avanzada, camorristas, que vienen a Londres a celebrar reuniones. Ahora, el Instituto de la Mujer está cambiando, están haciendo muchas cosas en muchos lugares..., pero la naturaleza de lo que ocurrió era política, y ocurrió lo que ocurrió porque había allí muchas mujeres enfadadas. Hay una falta de confianza y tenemos que encontrar una forma de recuperarla.

P. Hay voces que dicen que la tercera vía es una concha vacía.

R. Es un vía para ir hacia delante. Porque convergen los principios que tenemos con una forma diferente de llegar a ellos; es la vía de aceptar que no puedes controlar el mercado, pero eso no significa que tengas que estar fuera de él. Puedes tener un impacto de mercado y puedes tener un salario mínimo; puedes tener formación para que la gente que pierda un trabajo pueda acceder a otro; así, lo que estás haciendo es encontrar respuestas a problemas que no están en las viejas escuelas de pensamiento. El mundo es más complicado. En Europa está bajando la participación, y eso es, en parte, porque el mundo se ha hecho complicado, por un lado, y se ha individualizado, atomizado, por otro, debido a la tecnología. Y los políticos tenemos que darnos cuenta.

P. Fue una ministra de Irlanda del Norte con grandes decisiones. ¿No lo echa de menos?

R. ¡Mmm! Sí. No tanto ahora, pero cuando lo dejé en octubre eché de menos a la gente, al lugar, y lo echo de menos aún. Es un lugar maravilloso en el que estar, al que dediqué cinco años, dos y medio en la oposición y dos y medio en el Gobierno.

P. Dicen los periodistas que ahora, aparte de estos días de marchas, el Ulster es aburrido.

R. Sí, pero que sea aburrido es bueno. Los líderes de los partidos han cruzado la frontera y la gente ya quiere la paz. Cuando hay estas marchas dicen: "Oye, espera, escúchanos, ya no queremos volver a eso". Hay problemas y los habrá el año que viene, pero no se volverá a como era antes.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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