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MONUMENTAL

¡Vaya tarde!

La tarde empezó mal y acabó peor. Fueron dos horas y media de despropósitos in crescendo que culminaron con el colofón de un novillo de El Álamo condenado a banderillas negras que los subalternos se encargaron de colocar de una en una y a la carrera. Los novilleros, verdes en distintas tonalidades, carentes de todo sentido lidiador, no consiguieron ni un solo muletazo con fundamento en toda la tarde, ni con los mansos de El Álamo, ni con los encastados novillos de La Cardenilla, ni con el sobrero, mansón y noble de Moreno que hizo cuarto. Ni un solo lance de capa parándose un torero con un novillo se vio en toda la tarde. Ni una sola estocada interpretada en rectitud. Ni un solo par de banderillas reunido en la cara. En definitiva una tarde con ausencia total de buena lídia, que resultó desesperante de cabo a rabo.José Luis Barrero abrió plaza con un novillo mansote y sin fuerza que se pasó escarbando a su aire toda la faena. Más que embestir, se defendía el manso, impidiendo así lucimiento alguno. El cuarto, en cambio, siendo manso, iba y venía con nobleza aunque sin ninguna clase. Barrero se lió con el a enganchones en una larga y plomiza faena que culminó mal con el estoque.

Cardenilla / Barrero, Morenito, Oliveira Novillos 3º y 5º de La Cardenilla, bien presentados, encastados

1º, 2º y 6º de El Álamo, mansos. 4º, sobrero de Alicia y Verónica Moreno, manso, noble. José Luis Barrero: aviso y silencio en los dos. Morenito de Arles: aviso y silencio; silencio. Luis Alfonso Oliveira: silencio en su lote. Plaza Monumental, 25 de junio. Un cuarto de entrada.

Morenito de Arles, intensamente verde, con el mejor lote, demostró estar muy lejos de madurar como novillero. Con una evidente carencia de fundamentos no consiguió pararse en ninguna fase de la lídia, culminando sus faenas de espadazos indecentes en donde le caía el estoque. Luis Alfonso Oliveira fue desbordado por la casta del tercero. No consiguió hallar el sitio donde pararse para intentar construir faena, limitándose al trapazo a discreción. El sexto, condenado a banderillas negras, embestía a arreones y Oliveira se vió obligado a abreviar con otro bajonazo.

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