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EUROCOPA 2000La selección

Guardiola y Mendieta, a la cabeza de todos

Santiago Segurola

A la tercera alineación diseñada por Camacho, la selección ofreció su mejor imagen. La dirección de Guardiola y la presencia de Mendieta en todas las partes del campo en las que tuvo que jugar tuvieron mucha culpa de la nueva y saludable sensación del equipo. - Cañizares. Recibió tres goles en los tres ataques de Yugoslavia. No dio sensación de dominio. Apenas abandonó el área pequeña. En el primer gol estaba demasiado retrasado. Cometió un error que pudo ser decisivo cuando recogió con las mano un despeje de Mendieta que el árbitro interpretó como cesión.

- Míchel Salgado. Pagó su tendencia al caos en el primer gol yugoslavo. Inopinadamente apareció por el carril del diez tras un saque de esquina de España. Perdió el balón y los yugoslavos buscaron el espacio que había dejado vacío el lateral español, autor de un gravísimo error conceptual.

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- Abelardo. Magnífico partido, especialmente en el primer tiempo. Ganó todos los balones divididos, actuó con contudencia y control, intratable en el juego aéreo, jugó con una concentración máxima. Justificó de sobra su titularidad.

- Paco. Su inseguridad le llevó a una situación delicadísima: o fallaba o cometía falta. Mal perfilado en los despejes y en los saltos de cabeza. Pasó un drama con Milosevic. Volvió a sufrir de lo lindo para sacar el balón en condiciones.

- Sergi. Espectacular primera parte. Abrió numerosos caminos gracias a su velocidad y su decisión para progresar por la banda izquierda. Se encontró con una autopista: ningún yugoslavo le tapó. En la segunda parte, Boskov ordenó a Drulovic que se trasladará a la zona de Sergi, que encontró muchísimos problemas para progresar. No sólo eso. Las diagonales del zurdo Drulovic le complicaron la vida en algunas jugadas.

- Mendieta. Vital en todas las zonas en las que jugó. Comenzó por la derecha, ocupó el puesto de Fran por la izquierda y ofició de lateral derecho en el segundo tiempo. Inteligente, directo, con capacidad para asociarse en el juego corto. Increíble capacidad física. Sacó de quicio a Stojkovic. Lanzó el penalti con maestría. Uno de los héroes del equipo.

- Guardiola. Volvió a su mejor versión. Y cuando eso sucede, es la máxima garantía de conducción. Por juego y liderazgo, fue uno de los principales protagonistas del duelo. Tuvo tanto impacto que Boskov introdujo a Govedarica para taparle. Se negó a aceptar la derrota y fue capital en los últimos minutos del encuentro.

- Helguera. Cumplió un papel fundamental junto a Guardiola. Ayudó perfectamente en la elaboración de juego y en el capítulo defensivo. Se incorporó al ataque con peligro en dos ocasiones. Magnífico en el juego aéreo. Contundente para interceptar el balón. Sin embargo, sufrió cuando Camacho le retrasó a la defensa.

- Fran. Fracasó en la primera jugada del partido, una acción donde evidenció lentitud y pánico. No se recuperó. De nuevo le superó el partido. Su temprana sustitución estaba cantada.

- Raúl. Excelente partido. Por primera vez en el torneo, pudo colaborar con Guardiola, con lo que eso significó para el buen fútbol del equipo en la primera parte. Camacho se equivocó cuando le retrasó para colocar a Urzaiz como delantero. Por gran jugador que sea, donde Raúl es letal es en el área.

- Alfonso. Desde un análisis global fue decepcionante. Perdió casi todos los balones de los que dispuso. Se perfiló mal en los controles. Pareció sobreacelerado, sin precisión. Y, sin embargo, marcó dos goles, el segundo de ellos sensacional por su ejecución y por su valor victorioso.

- Joseba Etxeberria. Le costó desbordar en la banda derecha. Ha perdido fe en sus posibilidades, pero ha recuperado algo de la tenacidad que le caracteriza para enfrentarse a los laterales.

- Munitis. Jugó por la izquierda en el segundo tiempo. Aprovechó en alguna ocasión su facilidad en el regate, pero su peso en el partido se concretó con su gol, un remate estupendo por astuto y preciso.

- Urzaiz. Entró a falta de 25 minutos. A su alrededor se generó un embudo considerable de delanteros españoles y defensas yugoslavos. Decisivo en el balón que dejó a Alfonso para el remate del cuarto gol.

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