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Una transformación a velocidad de vértigo

Vivendi está a punto de culminar una mutación sorprendente: en menos de cinco años, la empresa tradicional francesa de servicios de agua, fundada en 1853, se ha transformado en un gran grupo internacional de comunicación. Una obra de Jean-Marie Messier, que llegó al grupo en 1994 y que lleva sus riendas desde 1996, tras suceder a Guy Dejouany. Al joven hombre de negocios (tiene 43 años ) se le describe a menudo en Francia como "una mano de hierro en un guante de terciopelo". Edgar Bronfman, presidente de Seagram, lo describió ayer como una persona "brillante y dura".En su corto pero intenso reinado, Messier ya ha desmontado la herencia de 18 años de su predecessor. En cinco años, ha vendido activos por valor de 100.000 millones de francos (2,5 billones de pesetas) y ha comprado otro tanto. En el camino, se han ido quedando los negocios elegidos por Guy Dejouany para diversificar la compañía: el sector inmobiliario (CGS) y de construcción (SGE, Campenon Bernard), las clínicas (Générale de Santé), servicios de comidas (Générale de Restauration), entre otras. Ahora, Messier está preparando la salida a Bolsa de un 30% o 40% de su filial Vivendi Environnement , que reúne las actividades de agua, de limpieza, de transporte y de energía del grupo.

Se trata una transformación radical para este grupo de ingeniería, que a finales de los años ochenta se convirtió en un símbolo del poder, tanto político como económico. Una mutación que se resume en su cambio de nombre: en mayo de 1998, el grupo abandonó su antigua denominación, Générale des Eaux, para convertirse en Vivendi, una denominación mas internacional y, sobre, todo sin conexiones con el passado. Una manera indirecta también de alejarse de los problemas de corupción que salpicaron al grupo a mediados de la década pasada.

Ahora, Vivendi quiere ser sobre todo un grupo de comunicación, un sector que siempre ha fascinado a Jean-Marie Messier. Cuando trabajaba para la banca francesa Lazard (de 1989 hasta 1994), pasó algunos meses en Nueva York estudiando el sector de la comunicación. Un interés que ha conservado. Su primera decisión en Générale des Eaux fue confirmar la presencia del grupo en la telefonía móvil con su filial Cegetel.

En 1998, Messier se dio cuenta de que para culminar su proyecto de lograr una auténtica compañía de comunicación necesitaba adquirir contenidos. Su primera presa fue el grupo de comunicación Havas, a quien conocía bien por su asociación en Canal+ desde 1984.

Posteriormente, Jean-Marie Messier ha multiplicado las tentativas para dotarse de una dimensión europea, o mundial. Aunque no siempre ha logrado el éxito esperado. Falló en la fusión de Canal Satellite (filial de Canal+) y TPS. También en la adquisición del grupo luxemburgués CLT-UFA. Su entrada con el 24% en el británico BskyB de Rupert Murdoch, fue brutal: durante algunos meses, Murdoch se negó a hablar con él. Los mercados financieros vieron con malos ojos esta frénetica actividad, que no llegó a dar resultados, pero que dejaba claro que Messier quiere jugar con todas las barajas.

Messier también estudió una fusión con la alemana Manesman, un proyecto rápidamente abandonado. A cambio, Messier ha preferido crear un portal de Internet con Vodafone, un proyecto menos ambicioso, pero más controlable.

Seagram, su última adquisición, dispone de un amplio catálogo de cine y música, que permite a Vivendi disponer de una cartera de contenidos mundial. Pero las dudas persisten: las acciones de Vivendi perdieron ayer un 8,66%.

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