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La 'valencianización' de un concurso billonario

La muerte de Fernando Abril Martorell, en febrero de 1998, abrió un periodo de interinidad en la presidencia de Aguas de Valencia del que surgió la posibilidad de valencianizar la compañía que distribuye el agua potable en Valencia. La idea casó naturalmente con la teoría del poder valenciano que Eduardo Zaplana enunció como lema al principio de la pasada legislatura. AVSA, una empresa menor para sus grandes accionistas (Bouygues -a través de Saur- o el BSCH), podría ser el germen de un núcleo industrial valenciano si creciera la participación minoritaria del Banco de Valencia y se distribuyera después entre socios locales capaces.Fuentes de la Generalitat atribuyen la paternidad de la propuesta a Álvaro Aguirre, entonces consejero delegado de la empresa además de director general. Una empresa radicada en Valencia y muy vinculada con la ciudad podría convertirse en referente para optar a grandes concursos internacionales en el sector de servicios públicos.

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Aguas de Valencia ofrece a su competidora Egevasa la dirección general de la sociedad

Saur, que detenta el 36% de la empresa, recibe con cautela y cierta incomprensión la propuesta inicial. Sus representantes asumen que la Generalitat pretende situar a otro valenciano en la presidencia de la sociedad y proponen a Jaime Lamo de Espinosa, entre otras cosas, asesor de Zaplana.El propio Lamo de Espinosa se apresura a declinar la oferta para evitar malentendidos.

Escamados por los movimientos de Aguirre, que parece aspirar a blindarse en el cargo de director general de AVSA, Saur insiste en exigir su cabeza. La Generalitat se limita a recordar que esa decisión compete al consejo de AVSA.

Vicente Boluda, empresario valenciano que ha consolidado un imperio desde la condición de independiente, sorprende a todos cuando entra en la sociedad y asume la presidencia de la mano de Saur en octubre de 1998. Boluda se ofrece ante los accionistas franceses como puente con las instituciones valencianas, un ancla que interesa a Saur ante el inminente concurso del servicio de distribución de agua en Valencia, que debe adjudicar el Ayuntamiento y que está previsto para el próximo año.

En paralelo, Egevasa, una sociedad de la Diputación de Valencia que controla el ciclo integral del agua en varias localidades de la provincia, avanza en su proceso de privatización y cede el 49% de su capital a Vainmosa, una empresa participada por Bancaixa y Viuda de Gimeno, entre otros.

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El director de Egevasa resulta ser Aurelio Hernández, destacado dirigente del PP que mantiene relaciones muy fluidas con la presidencia de la Generalitat. Entre otras cosas es miembro del consejo de administración de RTVV.

El proceso de privatización de Egevasa persigue a la postre, a pesar de toda una serie de trabas jurídicas, avanzar hacia la fusión con AVSA, una unión que consolidaría al grupo en una posición preeminente ante el concurso de distribución de agua potable en Valencia.

Fuentes coincidentes señalan que tanto Saur como el BSCH pierden la confianza en Boluda, que se ha decantado contra sus padrinos franceses en varias votaciones del consejo de administración, y descubren en Hernández el ancla institucional que necesitan para optar con garantías a una adjudicación billonaria. Pero Hernández, por ahora, sólo se deja querer.

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