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Reportaje:EMPRESAS Y EMPRESARIOS

Mármol de Alicante para el resto del mundo

José Antonio García Moya abrió en 1957 una pequeña explotación de mármol asentada en La Romana, "sin los medios que hay ahora", explica. Con la colaboración de ocho trabajadores producía una media de un camión al día de material. En la actualidad, 43 años después, la firma que lleva su nombre se ha asentado en Monforte del Cid y es una de las más potentes exportadoras del sector, con una facturación de 2.000 millones de pesetas. Aunque como comenta el presidente de esta mercantil de segunda generación, los precios también han cambiado. Si antes un metro cuadrado de mármol costaba 400 pesetas, en la actualidad el mínimo no baja de 1.000, hasta alcanzar las 5.000 pesetas, según las calidades del producto. La explotación también ha variado sustancialmente. Mientras a principios de los años sesenta, los laminados de piedras se realizaban con sierras confeccionadas en acero que trabajaban entre arena y agua, con períodos de una semana de media para poder finalizar el trabajo, ahora, con las afiladas secciones de los diamantes, sólo se tarda siete horas.El proceso de producción de las láminas de mármol o de las baldosas se inicia con la extracción de las piedras en las canteras. Una vez en la factoría, las gigantescas moles son seccionadas por potentes maquinarias con dientes de diamantes. Tras un proceso de pulido con ceras, el resultado es excelente: placas de mármol que compiten en reflejo con el cristal.

José Antonio García Moya cuenta con canteras en Murcia, El Pinós, Monóver, Jumilla, Abanilla, Albacete, y en Argelia, donde la firma mantiene una sociedad mixta con la empresa estatal de mármoles. El gerente de la firma, José Rivera, se queja de la inexistencia de una legislación "clara" sobre las canteras, lo que hace que cada vez sea "más difícil abrir una", mientras el mantenimiento de este sector se basa en poseer materia prima suficiente. La localización de nuevas explotaciones es, según el gerente, "un asunto instintivo". "En primer lugar, en un monte se dan unos golpes en la piedra y se comprueba que hay material de buena calidad", apunta. Más tarde, la realización de prospecciones serán las que definan la importancia de la explotación y los cálculos de vida de la misma. Las principales canteras se circunscriben al Mediterráneo. Aunque ahora, también se han abierto paso países como Argelia, Turquía y Egipto.

La marmolera José Antonio García Moya realiza la mayor parte de las ventas -un 80% de la producción lo destina a la exportación- a través de representantes situados estratégicamente a lo largo del mapa. El principal mercado es Estados Unidos, después de unos inicios fructíferos en Puerto Rico, que detonaron el asalto definitivo a toda la geografía norteamericana. Más tarde, serían países como Brasil, Francia, Italia, Líbano y China, desde los que abarcar la práctica totalidad del mapa mundial.

Las industrias marmoleras, como explica el gerente, necesitan de una "fuerte inversión inicial" en maquinaria. Actualmente, la factoría monfortina realiza todo el trabajo de corte en diamante, con la utilización de las máquinas más sofisticadas del mercado. Uno de los problemas tradicionalmente inherentes a este sector es el amplio espacio que necesitaban las decantadoras de agua. El proceso del corte del mármol se realiza con la utilización de una gran cantidad de caudal. El antiguo procedimiento utilizaba un sistema de decantación a través de balsas. Ahora, los silos son los encargados de recuperarla y han reducido el espacio. Pese a todo, estas mercantiles requieren de grandes extensiones para el almacenaje de piedras.

Un sector como el del mármol, tan próximo a la decoración, también sufre los avatares de las modas. Hasta el punto que hay algunas que condicionan la venta de material, e incluso, la explotación de ciertas canteras. "Hay algunas que por esta cuestión son clausuradas ya que los colores que ofrecen no son del gusto de los decoradores", explica Rivera. Por las mismas razones que se cierran, algunas de éstas vuelven a abrirse de nuevo, cuando el material está de actualidad. Ahora, los decoradores son partidarios de los colores claros, por lo que la variedad crema marfil, es la que más salidas alcanza en el mercado internacional.

Movilidad en las ventas y "aventuras arriesgadas"

El sector del mármol de la provincia de Alicante mantuvo el pasado año 1999, la tendencia favorable marcada en los últimos cinco años. José Rivera, gerente de José Antonio García Moya espera que estas expectativas se mantengan al menos dos años más, aunque señala que pueden verse afectados por una "regresión económica a nivel mundial". Pese a todo, la apertura de nuevos mercados en países como Angola muestra la movilidad de ventas de la que hace gala la factoría. Junto a ello, una apostilla: "Los países ricos siempre tienden al mármol".El empuje de los empresarios del sector y de la Asociación de Marmolistas, bajo la que se agrupan más de 80 empresas de toda la Comunidad Valenciana, resultó determinante, según la Asociación de Mármol de Alicante, para paliar las repercusiones negativas de la crisis económica que desde 1998, sufrían los países asiáticos, uno de los principales clientes del sector. En 1998, las exportaciones del sector alcanzaron los 34.000 millones de pesetas, lo que equivale al 75% del total nacional. Los principales países receptores de las exportaciones son: Estados Unidos, que adquirió 9.000 millones de pesetas, China, Francia, Italia, Taiwan y Brasil.

Dentro de los planes de expansión de la mercantil asentada en Monforte del Cid, sus responsables llegaron a un acuerdo con la empresa estatal de mármoles de Argelia para la explotación de una cantera. "Se trata de una aventura arriesgada", asegura el gerente, aunque las variedades extraídas de estas explotaciones aseguran su buen funcionamiento. Sobre el futuro del sector y de los peligros que suponen la irrupción en el mercado de nuevos materiales, Rivera lo tiene claro y afirma que no hay nada como el mármol. Y pone un ejemplo. Los ceramistas, según su lectura, "se limitan a copiar el mármol, y lo hacen a la perfección".

Prueba del dinamismo empresarial del sector es la inversión de más de 20.000 millones de pesetas, en los últimos años, destinados a la actualización de las maquinarias de extracción y elaboración del mármol. En Alicante, según datos de la patronal, el sector emplea de manera directa o indirecta a 20.000 familias. De ellas, 125 personas trabajan en la factoría monfortina.

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