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Una recreación de Dostoyevski abre la sección oficial de largos

La sección oficial de largometrajes se arrancó ayer con una decepcionante revisión de El idiota de Dostoyevski procedente de la siempre interesante cinematografía checa. Návrat idiota, de Sasa Gedeón, llegaba al festival avalada por cierto apoyo de la crítica independiente norteamericana, pero su resultado final no pasa de ser un entretenido culebrón, en el que los lazos amorosos de los personajes se entrecruzan hasta lo inverosímil bajo la impávida mirada del protagonista principal. El filme arranca con fuerza, dando a entender que nos encontramos ante una metáfora de la mirada insolente del espectador cinematográfico, pero se va diluyendo a medida que avanza en su desarrollo hasta convertirse en una inocente historia de amor imposible. Para colmo, ni los personajes están suficientemente perfilados ni una caótica focalización del punto de vista ayuda a hacer más llevadera una película a la que le sobra más de media hora de metraje. Eso sí, como experimento sociológico tiene su interés: los checos celebran sus fiestas al son de Los pajaritos, aquella veraniega melodía que popularizara María Jesús y su acordeón.

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