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EUROCOPA 2000El grupo de la selección

La fuerza aérea noruega

Solskjaer, Flo y Carew, la tripleta atacante de los noruegos, combinan poder de salto, velocidad y remate

Diego Torres

El Niño con cara de Asesino es el único de los tres delanteros de Noruega que no sobrepasa el 1,90 de altura. El apodo de Ole Gunnar Solskjaer, sin embargo, recuerda que se trata de un tipo peligroso. Frente a España, jugará por la izquierda. Del otro lado del campo, el elegido es John Carew. Un chico olvidadizo y dormilón que ha fichado por el Valencia y que eleva su carrocería hasta el 1,94. En el medio, solo en la zona de los centrales españoles, contra el pecho de Hierro se ubicará la mayor estrella de los escandinavos: Tore Andre Flo. El famoso delantero del Chelsea es el hombre diana. Mide 1,95 y los balones aéreos parecen de su propiedad privada. "¿Quién se los pasa mejor? ¿Quién es su pasador preferido...?", se le pregunta. "Esa es una cuestión muy personal, y no lo voy a decir", responde. Es el vértice. El pivote sobre el que gira todo el juego ofensivo de Noruega.Un atado de venas gruesas como mangueras de riego se entrelazan por las pantorrillas de Flo, subiendo hasta su largo cuello, que remata en una cabeza de avispa. La nariz prominente y afilada da profundidad a sus ojos de pájaro. La piel se le pega a los huesos del pómulo, indicio de que es un atleta en su pico de forma. Podría ser saltador de altura pero por su cabeza un día pasó el sueño imposible de ser Maradona. "Cuando era un niño admiraba tanto a Maradona... me gustaba su manera de driblar, de colarse en cualquier hueco con el balón en el pie", afirma nostálgico. Baja la cabeza, como ocultando un rubor después de la confesión. Luego prosigue: "Soy diestro, uso sobre todo la pierna derecha y con la zurda hago lo que puedo". Flo, de 26 años, sabe rematar con ambas piernas, pero comparte con Solskjaer y Carew el uso natural de la derecha. De ellos, sólo lo diferencia un rasgo. Algo maradoniano, que los otros dos no poseen: "Me gusta driblar". Flo tiene el mejor uno contra uno del ataque noruego. Recibe bien de espaldas a la portería. Tiene un gran control. El pie derecho esponjoso y el giro eléctrico para disparar a la media vuelta. Carew y Solskjaer desbordan más por velocidad.

Tres goles a Brasil en dos triunfos consecutivos de Noruega sobre los tetracampeones del mundo elevaron a Flo a la cabeza de las celebridades noruegas, antes del Mundial de Francia. El delantero, bautizado Flonaldo por la prensa brasileña, une su fama a la del grupo pop A-ha, o a la del popular príncipe heredero Haakon Magnus.

Menos glamour tiene la vida del delantero del Manchester Solskjaer, cuyo padre, un célebre luchador olímpico, le ganó en popularidad hasta hace poco. Y mucho menos aún, la del ex jugador del Rosenborg John Carew. Su madre es noruega. Y su padre, un inmigrante de Gambia, la conoció cuando buscaba trabajo en Oslo. El vástago, de 21 años, asegura que la mezcla de razas le ha proporcionado dos condiciones evidentes: "La fuerza se la debo a la sangre noruega. La velocidad, a sangre africana". No le gusta practicar nada que no sea el fútbol. Lo cierto es que Carew vive en otro universo. Sus compañeros le toman el pelo porque el día de la concentración apareció dos horas tarde, después de haberse equivocado de hotel.

Como jugador, Carew se aferra a la coordinación de movimientos unida a una gran velocidad en 60 metros. Algo muy distinto debió ver en los vídeos de su ídolo, Pelé, que repasó una y otra vez en su infancia. "Yo suelo entrar por la derecha del ataque, partiendo desde la banda, pero rotamos todo el partido", explica Carew. "¿A qué defensa español me voy a encontrar por ahí? ¿Paco? ¿Sergi? Nunca les he visto jugar, pero preferiría que fuera grande. Como de mi altura. Me gusta encontrar a los defensas cuando los busco. Si son pequeños, se escurren y es peor. Maldini es alto, y no tuvo un buen día conmigo en el último amistoso contra Italia".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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