El Festival de Teatro de Sitges se revela como un privilegiado observatorio de la dramaturgia actual
El Festival de Teatro de Sitges, cuya nueva edición, la 31ª, arrancó el pasado fin de semana, se está revelando como un privilegiado observatorio de la dramaturgia actual, fiel a la declaración de principios efectuada por su director, Joan Ollé. El festival tuvo un digno inicio con Un cop baix, un excelente y enigmático texto del norteamericano Richard Dresser puesto en escena por el catalán Àlex Rigola. La obra enfrenta a tres individuos que permanecen encerrados por tiempo indefinido en un lugar inconcreto. Ciertamente hace pensar en Gran Hermano y al programa televisivo se refirió el director a la hora de buscar referentes para su montaje. Rigola, joven director que hizo en Sitges sus primeros espectáculos, demuestra en éste que está madurando. Tiene un excelente sentido del desarrollo escénico y sabe penetrar las palabras de un texto que no resulta nada fácil de llevar a escena. Grata sorpresa ha sido también la presentación de Haberos quedado en casa, capullos, de los madrileños La Carnicería Teatro. El grupo presenta en Sitges cinco monólogos teatrales en diferentes puntos de la localidad y agrupados bajo el sugerente nombre apuntado antes. En el primero de estos monólogos, el protagonista es un facha que diserta sobre los apaleamientos indiscriminados. La pieza es obra de Rodrigo García, director de esta vanguardista compañía de Madrid. El texto es duro, inteligente y poético, y no constriñe la puesta en escena, a la que concede una amplia autonomía escénica. También ha presentado La Carnicería Teatro otro espectáculo de no menos impactante título, Conocer gente, comer mierda, espectáculo largo, desmesurado, pleno de sugerentes imágenes metafóricas, que puede fastidiar hasta la irritación o gustar mucho.
Sucio, imperfecto pero absolutamente hermoso, es el montaje Fémina ex máchina, una pieza de teatro visual sobre la mujer que Simona Levi y su barcelonesa sala Conservas han traído a Sitges. Otro espectáculo que ha podido verse este fin de semana es 9mm, texto del francés Lionel Spycher que con actores catalanes ha dirigido el mismo autor. 9mm propone la historia polarizada entre un adinerado hombre de negocios que aspira a la política y un ladronzuelo de poca monta, historia que acaba en doble crimen.
