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Brian de Palma inventa el bostezo cósmico con su 'Misión a Marte' Abundantes 'estrellas' en el primer día de cine estadounidense

La misión a Marte de Brian de Palma invadió ayer La Croisette con un asalto de bostezos completamente marcianos. Todo está permitido en un filme de aventuras salvo el aburrimiento, pero éste se adueña de la aventura cósmica de Palma hasta convertirla en una sesión de astronomía de cosmódromo, carente de sorpresa y buena malicia. Por suerte para el cine de Estados Unidos, Enfermera Betty,de Neil LaBute, derrocha una reconfortante mala uva en su paseo por la América profunda.

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El hijo de García Márquez dirige una película con estrellas de EE UU Holly Hunter, Calista Flockhardt, Glenn Close y Cameron Diaz intervienen en el filme

Otras dos películas estadounidenses hicieron ayer moverse a fondo los traseros de las legiones de compradores de celuloide vendible que deambulan por aquí. Ambas películas están llenas de estrellas, y no de guardarropía marciana, como las de Brian de Palma, sino tan de carne y hueso como Holly Hunter, Cameron Díaz, Glenn Close, Kathy Baker, Calista Flockhardt y Amy Brenneman, que trenzan el dorado reparto de Lo que sé de ella con una simple mirada, kilométrico título de una película dirigida con talento y solvencia, pese a algunos balbuceos, y excelentemente urdida y escrita por el joven colombiano Rodrigo García, hasta ahora conocido por ser hijo de Gabriel García Márquez, pero que si alarga su carrera cinematográfica tan por las alturas en que la ha comenzado, a no tardar puede invertir la ecuación y dar nuevo renombre al escritor por ser el padre del cineasta.Otra película estadounidense no cósmica, pero sí estrellada, incluso en el doble sentido, es Under suspicion, una de esas llamadas remakes que Hollywood acostumbra a poner en circulación sobre guiones de estupendas películas europeas de antaño. En este caso el filme vuelto a rodar es francés, lo protagonizaron en 1980 Lino Ventura, Michel Serrault y Romy Schneider; lo escribió y dirigió Claude Miller y se tituló Garde à vue. Gene Hackman era todavía un joven y ambicioso actor cuando vio esta película, se enamoró perdidamente de su guión y soñó con rehacerlo a su manera algún día. Ese día es ahora, hoy mismo. Hackman interpreta y produce la película junto a su colega Morgan Freeman. Ambos eminentes actores hacen de manera impecable su tarea, pero debieran también haber dirigido la película, porque sin duda lo habrían hecho con más convicción, más gracia y menos rutinas que Stephen Hopkins, cuyo arrítmico pulso no logra hacer cuajar la intensidad que necesita el duro thriller claustrofóbico que le han puesto entre las manos.

Enfermera divertida

Pero -aunque en ella esté también Morgan Freeman- la película estadounidense menos estrellada es la singular Enfermera Betty, dirigida por la mirada fría e inhóspita de Neil LaBute: lo mejor hasta ahora del lote aportado por el cine de este país. Enfermera Betty es una película muy divertida, mezcla de comedia y de dramón que deriva inesperadamente hacia la farsa, en un cóctel formal que da lugar a repentinos e inesperados golpes de gracia muy eficaces, aunque tengan grande y malvada sutileza, en los que Neil LaBute destila el veneno de su habitual visión, brutalmente pesimista, de la vida cotidiana estadounidense. No cae, sin embargo, esta vez LaBute en el erizado hermetismo de Amigos y vecinos. Su Enfermera Betty es cine más abierto y esponjoso, que no crea tanto malestar, aunque tampoco es una película cómoda, sino de fondo muy abrupto y amargo. Responde al modelo genérico, muy vivo y trepidante, de la road movie, del relato itinerante, y esto permite al espectador una contemplación menos crispada que la que habitualmente LaBute, bicho raro donde los haya en el cine de su país, busca hasta el rebuscamiento.

Otro bicho raro es también, y desde sus ya lejanos comienzos, Brian de Palma, que en Misión a Marte vuelve a remover su gusto por el plagio legal, costumbre estética depredadora en la que tiene la elegancia y la destreza de un águila, por lo que se le perdona; pero no aquí, porque en esta ocasión el águila se comporta con el zafio prosaísmo del buitre, pues sus robos de imágenes no conducen a nada o, endureciendo la expresión, conducen a la nada. Si en su penúltimo atraco, Misión imposible, Brian de Palma despertó a medio mundo, en este último, Misión a Marte, corre el riesgo de dormirlo.

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