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La familia de Elián en Miami endurece su postura ante la reanudación de negociaciones

Hoy es un día decisivo para el futuro del niño cubano Elián González. La negociación para su entrega pacífica arrancará a las diez de la mañana en Miami (cuatro de la tarde en Madrid) con un cambio de escenario: su tío abuelo Lázaro González se niega ahora a entregarlo, incluso aunque el padre de Elián viaje a recogerlo, y el Gobierno asegura que, si no lo hace, revocará el permiso de estancia temporal del niño mañana, a las nueve de la mañana, e iniciará el proceso de repatriación. El cambio de postura de los parientes de Miami es una invitación directa a que el Gobierno federal saque al niño por la fuerza.

El Gobierno de EEUU se encuentra en un callejón en el que la única salida es ejercer la autoridad. Ése es el sentir de la mayoría del país, reflejado en los titulares de prensa que hablan de Miami como una república bananera en la que no gobiernan las leyes norteamericanas, sino los dogmas de la intolerancia anticastrista. "Una vergüenza nacional", decía The New York Times en un editorial. La estrategia de la familia de Miami cuenta con el apoyo del exilio radical cubano, que cree que las autoridades de inmigración -a las que hasta ahora han doblegado con amenazas de disturbios- no se atreverán a hacerlo, y si se atreven, aún les queda la anunciada carta de provocar un infierno en Miami. Es una apuesta muy arriesgada que bordea los límites de una revuelta político-social contra el Gobierno estadounidense. Ayer, el presidente Bill Clinton volvió a pedir que "no se presente este asunto como un problema político".

Las amenazas de los exiliados radicales llegaron la semana pasada al extremo de que las autoridades locales plantearon una virtual secesión de Washington negándose a prestar las fuerzas policiales para sacar a Elián. La respuesta a ese inaudito desafío se verá hoy en la mesa de negociación.

La familia de Miami y sus seguidores justifican sus tácticas amenazantes en nombre del bienestar de Elián. "Aquí, lo que hay que preguntarse es qué es lo mejor para Elián, y el Gobierno eso no lo ha tenido en cuenta, ni siquiera ha mandado a un psicólogo para que lo evalúe", explicaba el portavoz de la familia el sábado a EL PAÍS.

Apelar al interés del niño es una medida muy popular, pero no cuenta en el caso judicial. Y aunque subyace como trasfondo de la negociación sobre su custodia, no es un argumento legal ante el Tribunal de Apelaciones de Atlanta, al que la familia ha recurrido tras una derrota en el Tribunal Federal de Miami, que desestimó la petición de asilo político para el niño y ratificó la legalidad de la decisión de la ministra de Justicia, Janet Reno, de devolverlo a su padre en Cuba. Reno no se opone a que se resuelva la apelación (aunque no tiene obligación de hacerlo), pero le pone como condición a Lázaro González que se comprometa por escrito a entregar al niño si pierde el recurso. Él se ha negado hasta ahora no sólo a firmar tal documento, sino que ha cambiado drásticamente su postura y ahora afirma que de ninguna manera se lo entregará al padre, porque es "abusivo".

El tío abuelo de Elián afirma que no se resistirá si los agentes federales, los US Marshals, llaman a su puerta, y ha invitado al padre del niño, Juan Miguel González, a que lo visite en su casa de Miami. Juan Miguel ha dicho que pedirá visado para viajar a EEUU, pero aún no lo ha hecho porque quiere garantías de que le entregarán a su hijo.

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