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Dos informes periciales cuestionan la versión oficial sobre el origen del incendio del Liceo

VIENE DE LA PÁGINA 1 Tras las cuestiones previas, se inició el interrogatorio de los dos acusados, quienes coincidieron en que el Liceo no tenía un responsable de seguridad. José María Folch -director técnico del Liceo cuando ocurrieron los hechos y desde la temporada 1994-1995 director técnico del Teatro de la Monnaie de Bruselas- aseguró a preguntas del fiscal que él no tenía ninguna responsabilidad en la seguridad del teatro y que no existía una persona encargada de esas funciones. Eso sí, relató que el día que había representaciones operísticas el empleado del teatro Lluís García Llach avisaba a los bomberos para que estuviesen alerta. También explicó que fue él quien decidió, en abril de 1993, retirar el telón cortafuegos del escenario porque impedía el montaje de la producción de la ópera Orfeo, de Monteverdi, que debía estrenarse unas semanas después. En otro momento afirmó que "el Liceo tenía deficiencias importantes a nivel arquitectónico" y aseguró que nadie le explicó que se iban a realizar unos trabajos de soldadura el 31 de enero de 1994, fecha en la que se encontraba en París en un viaje de trabajo junto a Konstanze Müller.

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Declaración de Müller

Por su parte, Müller -arquitecta de profesión y que en el Liceo realizaba trabajos de cálculo sobre la capacidad del escenario para acoger las produccciones operísticas- declaró que Carlos Gibert, actual director técnico del Liceo, era el segundo de Folch en la época del incendio. Según ella, Gibert "no tenía ninguna duda" de que los empleados de Lázaro S. L. iban a realizar trabajos de soldadura en el día de la fecha del incendio.

Esos trabajos consistían en instalar una pestaña metálica en el telón cortafuegos fijo para que se acoplara con el telón cortafuegos móvil cuando éste bajara. El fiscal explica en su escrito de acusación que ambos, Folch y Müller, sabían que se iban a realizar esos trabajos de soldadura y que pese a conocer el riesgo que entrañaban ninguno de ellos ordenó el desmontaje de los telones ni de la guardamalleta -pieza de adorno que pendía de forma fija sobre el telón de terciopelo y en que estaba colocada la L del logotipo del teatro-, ambos de terciopelo, material textil de fácil combustión.

La acusación pública sostiene que Folch y Müller se limitaron a ordenar que hubiera un grupo de trabajadores provistos de extintores para apagar las chispas que se pudieran producir. Esas soldaduras se realizaban a 22 metros de altura y, según la versión oficial, la chispa que originó el fuego discurrió entre ambos cortafuegos, separados entre sí por una distancia de 20 centímetros, y tras salir de ambos prendió sobre la guardamalleta, después de realizar un trayecto ascendente.

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Juan Córdoba, abogado del consorcio del Liceo que permanece comparecido en la causa, considera que esa versión no es creíble. "Una partícula de hierro de una soldadura no es una pelota de goma que pueda rebotar", explicó. El abogado presentó ayer un informe pericial que cuestiona esa versión y que ha sido realizado por José Costa López, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Barcelona. Esa misma tesis es la que defienden también otros dos especialistas que realizaron otro informe a petición de los dos soldadores exculpados por la juez María Mercedes Otero. Ese informe se mantiene en la causa y las defensas solicitarán que se lea en el juicio.

Algunos de los nueve exculpados por la magistrada, que han sido citados para declarar hoy, no pudieron ayer contener las lágrimas de emoción al salir de la sala donde se celebra el juicio. Tras quedar apartadas del proceso, las tres compañías aseguradoras -Royal Insurance, Catalana de Occidente y AGF Unión Fénix- anunciaron que acudirían a la vía civil para reclamar la devolución de esas cantidades. El fiscal también anunció que modificará su escrito inicial de acusación.

La Sociedad Gran Teatro del Liceo, como propietaria del inmueble en el momento del incendio, tenía suscrita con Royal Insurance una póliza de seguros que incluía, entre otros riesgos, el incendio. El capital asegurado era de 2.000 millones de pesetas, por el que el Liceo pagaba una prima anual de 2.910.200 pesetas.

La aseguradora pagó la indemnización. La reconstrucción del teatro, reinaugurado el pasado 7 de octubre, ha costado oficialmente 17.000 millones de pesetas.

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