Ex toxicómanos se hacen "empresarios" con ayuda europea
Una veintena de ex drogodependientes han montado siete cooperativas para trabajar como carpinteros, pintores o encuadernadores con ayuda del Programa Teseo, promovido por la Unión de Cooperativas Madrileñas y subvencionado también por la Unión Europea y la Agencia Antidroga de la Comunidad.Además de la formación en oficios y en gestión, esta iniciativa apoya, con una subvención de 700.000 pesetas, a cada cooperativa creada y ayuda a buscar otras ayudas de la Comunidad, de Fundosa (ONCE) o de Cáritas.
La Unión de Cooperativas realizará un seguimiento de los proyectos para conocer los resultados de la experiencia con extoxicómanos.
Durante dos años, los toxicómanos que han conseguido superar su adicción han recibido formación técnica en los oficios elegidos, en gestión empresarial y en técnicas comerciales, así como una subvención institucional para poder iniciar sus proyectos. Ahora se enfrentan al difícil mundo laboral.
José Ramón, de 34 años, ha creado una cooperativa de encuadernación artesanal en la localidad de Torrejón de Ardoz con otros dos exdrogodependientes. "Los tres nos conocimos en un curso ocupacional de encuadernación y, como nos gustó mucho, comenzamos a enseñar esa artesanía a los jubilados de la localidad y a otra gente que había dejado las drogas", explica este hombre, que, tras 14 años de adicción, lleva dos sin consumir.
"Empezamos a pensar en crear una pequeña empresa para vivir de la encuadernación, pero se nos hacía muy difícil porque no teníamos ninguna experiencia, y entonces nos enteramos de este programa formativo para crear cooperativas y nos apuntamos", añade. "Los tres teníamos alguna experiencia laboral. Yo, por ejemplo, he trabajado muchos años de mensajero, pero no queremos jerarquías y preferimos arriesgarnos y montar por nuestra cuenta la cooperativa", apostilla.
El Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz es, por ahora, uno de sus principales clientes. Esta misma entidad les ha cedido un local municipal para que puedan trabajar en condiciones y les ha ayudado a comprar la maquinaria que precisan.
El caso de Kike Palomo, un vallecano de 30 años, es diferente. Él no ha tenido ningún problema de drogodependencia. "Pero conozco la exclusión del mercado laboral como otros muchos jóvenes del barrio con baja formación", explica.
Artesano de la madera de profesión, le llegó un encargo importante y decidió que en la tarea le podrían ayudar personas que estaban intentando rehacer su vida tras pasar por la cárcel y las drogas.
Así llegó al taller Iroko, de la asociación vallecana La Kalle, donde conoció a dos ex toxicómanos más con largos años de adicción a sus espaldas. Con ellos se ha asociado y ha montado una cooperativa tras pasar por el Programa Teseo.
"Algunos me dicen que estoy loco por asociarme con gente con un pasado difícil; yo no lo veo así, mis socios me parecen más fiables que otras muchas personas y lo importante es que funcionamos bien juntos en el trabajo; creo que somos muy buenos artesanos", asegura este ebanista.
Los tres empresarios trabajan, de momento, en un local cedido por Iroko, pero están planteándose buscar otro recinto con las 700.000 pesetas de la subvención que reciben de Teseo.
Maite Pocero, de 30 años, y Fernando, de 38, trabajan, por ahora, sin local. Han constituido una cooperativa de pintura y están ilusionados con sacarla adelante.
Tras años de toxicomanía, estos vecinos de Carabanchel apenas contaban con experiencia laboral cuando decidieron participar en el programa formativo de la Unión de Cooperativas. En él se capacitaron como pintores.
"El problema es que tenemos que ajustar mucho los precios, y las subvenciones llegan una vez que la empresa tiene rodaje, así que andamos sin local y los clientes nos tienen que llamar a nuestras casas", aseguran. Ellos no cuentan su pasado. "Al cliente lo que le importa es que el trabajo quede bien, y por ahora no hemos tenido quejas; nuestra vida es nuestra, no ocultamos nada, pero tampoco tenemos por qué dar explicaciones a nadie", apostillan.
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