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Buteflika nombra su primer Gobierno ocho meses después de llegar al poder

El presidente Abdelaziz Buteflika cerró ayer el largo paréntesis político abierto en Argelia desde su acceso a la jefatura del Estado, hace ocho meses, al encargar ayer al senador y ex ministro de Economía Ahmed Benbitur la formación del primer Gobierno de su mandato. El hasta ahora primer ministro, Smail Hamdani, que fue nombrado por el anterior presidente, Liamín Zerual, presentó su dimisión horas antes para permitir que Buteflika pueda organizar un Gabinete con personas de su confianza.

De acuerdo con la Constitución argelina, el nuevo jefe del Ejecutivo deberá presentar su equipo ante las Cámaras legislativas para su aprobación. Sin embargo, según la prensa de la capital argelina, ya habrían sido designados los principales puestos del Ejecutivo por el propio jefe Abdelaziz Buteflika.El nuevo Gobierno argelino, esperado desde hace más de ocho meses, supone, según el diario Es Sahafa -que anunció hace días el nombramiento de Benbitur-, la incorporación de un núcleo de ministros procedentes del entorno directo del presidente, de un segundo grupo de tecnócratas y de representantes de los seis partidos que dieron su apoyo a la candidatura de Buteflika en las elecciones del pasado mes de abril o que se le sumaron más tarde.

Se trata del Frente de Liberacion Nacional (FLN, antiguo partido único), del Reagrupamiento Nacional Democrático (RND, partido oficialista creado por el ex presidente Zerual), de los dos partidos islamistas moderados, el Movimiento de la Sociedad por la Paz y Nahda (Renacimiento), de la Alianza Nacional Republicana, del ex primer ministro Reda Malex, y la Reagrupación por la Cultura y la Democracia de Said Saadi. Este último partido, que representa a la minoría bereber de la Cabilia (este de Argel), se dispone a acceder por primera vez a puestos gubernamentales.

Entre las personalidades de peso que previsiblemente formarán parte del nuevo Gabinete se encuentran antiguos jefes de Gobierno como Malek y Ahmed Uyahia, así como el antiguo patrón del contraespionaje argelino, Yazid Zerhuni. La prensa de Argelia había reflejado hace varias semanas la fuerte oposición que encontraba Buteflika entre la jerarquía militar para nombrar precisamente a Zerhuni como ministro de Defensa. Aunque es posible que el presidente se haya salido esta vez con la suya en su disputa con los generales, parece mucho más previsible que Zerhuni pase a ocupar la cartera de Interior.

De cualquier manera, el cierre de la crisis política abierta con el largo periodo transitorio de Hamdani a la cabeza del Gobierno ha sido bien acogido en los medios políticos y económicos de la capital argelina, que veían con preocupación la prolongación de un paréntesis político aparentemente insoluble.

Smail Hamdani accedió a la dirección del Gobierno hace ahora un año, con la misión específica de "ocuparse de los asuntos corrientes" de la Administración y de preparar las "elecciones presidenciales de abril". Después del triunfo de Buteflika, Hamdani fue mantenido en su puesto con el encargo de organizar la cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), que se celebró el pasado julio en Argel. Posteriormente se prorrogó su mandato para la organización del referéndum del pasado 16 de septiembre, en el que los argelinos ratificaron mayoritariamente en las urnas la Ley de Concordia Nacional, que prevé una amnistía parcial para los integristas armados que entreguen sus armas.

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Tanto la clase política argelina como los medios diplomáticos y financieros europeos habían mostrado su inquietud en los últimos meses por la persistencia de la crisis y las dificultades aparentes que encontraba Buteflika para designar nuevo Ejecutivo. La continuación de la violencia terrorista y la prolongación de la crisis política abierta desde 1991, a raíz de la ilegalización del Frente Islámico de Salvación (FIS), han hecho más dificil la tarea a Buteflika.

La grave situación socioeconómica del país, a pesar del alza del precio del petróleo y del descubrimiento de nuevos yacimientos en el país magrebí, parece haber empujado al presidente Buteflika a elegir un primer ministro considerado como un economista liberal, bien visto en los organismos internacionales y conocedor de los mecanismos financieros occidentales. Benbitur, de 53 años, podrá ser un buen número dos en la estructura política argelina, pero dedicado casi en exclusiva a los asuntos económicos en un país en el que la Constitución otorga al jefe del Estado los principales resortes del poder.

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