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LAS DESCALIFICACIONES DEL PORTAVOZ DEL GOBIERNO

Piqué defiende al ministro de Fomento con ataques a la línea informativa de EL PAÍS

El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, fue preguntado ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros -a la que compareció acompañado por el titular de Interior- por la actitud del Ejecutivo del PP en relación con el caso del ministro Rafael Arias-Salgado, quien en 1998 cerró con el Ayuntamiento de Marbella un acuerdo para mejorar una permuta de terrenos que él y su familia habían pactado con la corporación local. Piqué aprovechó la pregunta de Sonia Ballesteros, de la Cadena SER, para descalificar a El PAÍS. A continuación se reproducen en su integridad la pregunta y la respuesta.

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Carta de Josep Piqué al Director de EL PAÍS

-Cadena SER: Dos preguntas para el ministro portavoz:Quería confirmar la fecha en que comparecerá el ministro Arias-Salgado en el Congreso de los Diputados. Ayer por la noche se hablaba del próximo lunes. Y quería saber también qué tipo de acciones va a emprender el ministro, si es que las va a emprender, contra la Cadena SER y otros medios de comunicación, y si el Gobierno en pleno respaldará esas acciones.

-Josep Piqué: El ministro ofreció ya explicaciones públicas, desde luego desde mi punto de vista y desde el punto de vista del Gobierno más que suficientes. Pero a pesar de eso, efectivamente, ha pedido comparecencia, y lo hará el próximo lunes en sede parlamentaria para dar todas las explicaciones que ya ha dado, y que insisto en su suficiencia, pero que además desea que quede constancia en sede parlamentaria. También ha anunciado que va a emprender acciones legales contra la Cadena SER y contra algunos periodistas, o algún periodista, y obviamente está en su derecho.

El Gobierno no sólo respalda al ministro de Fomento en esas circunstancias, sino en cualquier otra, y ya que me hace usted esta pregunta creo que igual vale la pena hacer algunas consideraciones de carácter un poco más general respecto a esa anécdota que quizá podríamos elevar en algunos momentos a categoría en relación a determinados comportamientos de algunos medios y grupos de comunicación. Porque no deja de ser algo que difícilmente se le escape a un espectador avisado el hecho de que un determinado grupo de comunicación concentre sus ataques personales sucesivos hacia miembros del Gobierno que suelen tener relación en la toma de decisiones en el sector de las telecomunicaciones.

Yo rogaría que los ciudadanos pensaran en esa circunstancia que seguramente no es casual, y si lo es, pues no deja de ser sorprendente, yo no digo que no sea casual, pero no deja de ser sorprendente. Después también, claro, suelen ser noticias que inmediatamente comportan comportamientos políticos, comportamientos de determinadas fuerzas políticas, normalmente del primer grupo de la oposición, que en ciertos momentos incluso aparenta estar como subordinada a la estrategia que se deriva de la política de esos medios y que inmediatamente genera preguntas. Esta vez no ha podido ser porque el ministro se ha anticipado y ha pedido ya directamente la comparecencia, pero podríamos encontrar muchos ejemplos.

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Yo les podría dar uno personal -discúlpenme que personalice-, que también es reflejo de lo que en algunos momentos creo que es un comportamiento criticable desde el punto de vista de la necesaria objetividad y necesario rigor que hay que demandar a los medios de comunicación. Mire, yo este mismo miércoles recibí una pregunta en la sesión de control del Congreso sobre una información aparecida en el diario EL PAÍS -del mismo grupo, como todo el mundo sabe, que la Cadena SER-, relativa a la evolución de los precios de la electricidad en España y que respondía a un titular en primera página que hablaba de que la electricidad para usos domésticos era la cuarta más cara del mundo.

"Titular muy llamativo"

Después, ya cuando se iba a la noticia anterior, se veía que se trataba del cuarto precio más caro de la OCDE. En cualquier caso, el titular era muy llamativo y se hacía una larga explicación de un pretendido informe de la OCDE sobre la base de unos datos que, efectivamente, reflejaban que, en cuanto a los precios de la electricidad domésticos, España estaba en el cuarto lugar.

Pero, claro, se da la circunstancia de que el tal informe de la OCDE no existía, sino que era un borrador que ha sido corregido y que después ha sido modificado, y no se hacía referencia a esa circunstancia, que creo que por otra parte es bastante relevante.

Pero había otra circunstancia desde mi punto de vista todavía más relevante, porque se omitía que las cifras se referían al año 1997. Esa noticia al día siguiente fue objeto de especial atención por parte de la línea editorial del mencionado periódico haciendo un editorial criticando la insuficiencia de la liberalización eléctrica, como todo el mundo sabe emprendida a partir del 1 de enero de 1998, sobre la base de esos datos. Pero, curiosamente, a pesar de que estuve rastreando el contenido la noticia, en ningún lugar se indicaba que esas cifras correspondían al año 1997. Si se hubiera mencionado esa circunstancia, obviamente toda la línea argumental de ese editorial hubiera caído por su propio peso.

Yo quiero creer, y además lo digo con toda franqueza, que olvidos tenemos todos y todos podemos cometer errores. Yo cometo errores todos los días. Pero cuando me ponen de manifiesto de forma flagrante un error, procuro corregirlo. Y eso es lo que intenté enviando un artículo en el que aclaraba estas cosas y algunas otras a ese mencionado medio de comunicación. Y recibí una negativa por respuesta. Ese medio de comunicación consideró que no era relevante lo que pudiera decir el ministro de Industria y Energía sobre la evolución de los precios de la electricidad y una determinada noticia aparecida en esos medios de comunicación.

A la vista de esa negativa, mandé hace ya varios días una carta al Director diciendo que lamentaba que no se considerara interesante un artículo del ministro de Energía sobre los precios de la energía, pero que quería poner de manifiesto mi necesidad de acogerme formalmente al derecho de réplica, porque me parecía necesario, y no he visto esa carta publicada. En cualquier caso, le pongo eso de relieve para que todos hagamos nuestra composición de lugar y demos el crédito que se merece a determinadas cosas, el que se merece, y que intentemos no caer en determinadas dinámicas que se nos quieren imponer desde fuera.

La visita a La Habana

Y ese ejemplo que le he puesto -se lo he puesto porque me afecta a mí personalmente, y tengo que reconocer que me ha dolido, porque además no responde en absoluto a la verdad-, puedo acompañarlo de otros. Varios. Pero mire, sólo le voy a dar otro.

Con motivo del viaje a Cuba para celebrar la Conferencia Iberoamericana en La Habana, salió una noticia en la primera página de ese medio de comunicación según la cual la visita a La Habana Vieja por parte de Su Majestad el Rey y del propio presidente del Gobierno -que fue objeto como se sabe de controversia y tuvimos ocasión de comentarla en esta sala hace unas sema-nas-, había sido un fracaso debido a la aparición inesperada en esa visita del presidente del Gobierno. Después eso, como es natural, fue muy comentado en determinadas tertulias radiofónicas, en particular la cadena de radio a la que usted hacía referencia, diciendo, claro, que cuando las cosas se hacen mal, pues salen mal. Olvidando la circunstancia conocida por todo el mundo de que desde hacía semanas era público y notorio, porque constaba en el programa oficial, que esa visita iba a ser compartida entre Su Majestad el Rey y el presidente del Gobierno.

Es cierto que eso era tan evidente que se desmintió. Se desmintió, pero en lugar de hacerlo como corresponde desde mi punto de vista -perdónenme, pero yo tampoco sé mucho del funcionamiento de lo que se llama la ética perio-dística-, en lugar de hacerlo en tiempo y forma, era muy difícil averiguar donde estaba el desmentido, porque estaba en una crónica interior sin ningún tipo de relieve, en medio de un artículo.

Tengo que decir también, para decir toda la verdad, que a raíz de lo que antes comentaba de los precios de la energía, es cierto que a los dos días o a los tres días de haber aparecido esa noticia, y a raíz de yo mandar ese artículo -ese artículo non nato-, en el apartado de Cartas al Director hay una pequeña columnita que se refiere a errores, corrección de errores o fe de erratas, y una pequeña referencia diciendo: "En el cuadro de la página tal, de la edición del día tal, los datos se refieren a 1997". Hagan ustedes su valoración.

¿Y por qué he hecho esta larga excursión? Pues porque debemos hacer todos un esfuerzo para defender el buen nombre de las personas. No sacar conclusiones precipitadas y apresuradas y tener en cuenta siempre los contextos en los cuales se producen esas circunstancias. Y yo quisiera hacer modestamente, y además con mis mejores deseos, esa apelación a la responsabilidad por parte de todos, y desde luego en el caso del ministro Arias-Salgado en particular.

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