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El Síndic se equivoca

El Síndic de Greuges, Luis Fernando Saura, no ha valorado debidamente, a nuestro entender, su desestimada comparecencia en la comisión de Peticiones de las Cortes. Está en su derecho de escabullirse y no pasar por la prueba del algodón y el incordio inquisitivo de la oposición. Pero con ello comete dos errores, agravados por la clámide institucional que le cubre. Así, no dando la cara, se echa sobre los hombros la sospecha acerca de un comportamiento que no basta con que personalmente juzgue libre de "reproche o censura". Debe demostrarlo e incluso propiciar la oportunidad de hacerlo, por más aviesas que sean las intenciones de sus fiscales. Y después, quiera que no, comete una desconsideración para con la cámara, cuando el más elemental deber cívico nos conmina a prestigiarla. En su caso se acrecienta este deber. Ahora, aunque no medie condena ni proceda la remoción del cargo, ha de pechar con la sombra de la duda y el correspondiente descrédito para la institución que representa.

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