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"El intelectual está sometido al mercado", dice Santos Juliá

La voz del intelectual de hoy no tiene un seguimiento multitudinario, no puede poner en peligro la estabilidad del Estado ni conmocionar a la opinión pública a la manera de Ortega y Gasset o Unamuno. "Ahora uno publica en un periódico y nadie se queja", sostiene el historiador Santos Juliá, que ayer pronunció la lección inaugural del nuevo curso en la Facultad de Ciencias de la Información de Sevilla, donde abordó la transformación del papel del intelectual en los medios de comunicación. Para Juliá, la figura del gran maestro ha quedado engullida por la marea de intelectuales. "Esa transformación no tiene que ver con sus desaparición, sino con su multiplicación sin límites", declaró, ya que su poder simbólico provenía del hecho de ser personas letradas en una sociedad mayoritariamente analfabeta. El aumento del nivel cultural de la población, la especialización del conocimiento y la desaparición de su figura como "intérpretes del sentido de la Historia" son, según el historiador, las causas de la pérdida de la influencia que tenían en el pasado.

Pero especialmente cree Juliá que el cambio de su función lo ha determinado el mundo de la comunicación y el mercado, "que lo demanda y lo paga todo, pero también lo engulle y lo disuelve". Ahora, el intelectual "está sometido al mercado", cuya voracidad ha modificado su trabajo. "Éste escapa ya a su creador. Los grupos multimedia han impuesto el acto de comercialización sobre el de creación", manifestó Juliá, que defendió la presencia del intelectual en el debate público a través de los medios para enriquecerlo. "Aunque las voces se han multiplicado y se han hecho menos contundentes", opinó, "nunca había sido tan rico y plural el debate como lo es ahora".

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