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Instinto ganador

La primera vez que vi correr a Óscar Freire fue en 1997, en el Memorial Balenciaga. Había acudido a presenciar la carrera porque estaba interesado en contratar a Pedro Horrillo. La prueba no la ganó el que iba a ser mi nuevo corredor, que quedó segundo, sino Óscar. Desde ése día decidí estar atento a ese chaval de Torrelavega del que tanto y tan bien me habían hablado su entrenador, Machín, y González Linares. No hizo falta que pasara mucho tiempo para que yo también estuviera convencido de que su contratación podía ser rentable para mi equipo, y de que estabamos ante un ciclista muy interesante.Cuando Óscar llegó a mi equipo acababa de cumplir 21 años y ya había logrado cosas importantes. Había sido segundo en el Mundial amateur, y en su primer año como profesional había quedado tercero en el Campeonato de España que ganó Ángel Casero.

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Durante estos dos años, en Vitalicio hemos intentado tomarnos las cosas con calma a la hora de programar la carrera de Óscar sobre todo después de la lesión que sufrió en la rodilla. Cuando nos encontramos con que tenía dolor en un tendón recurrimos a los mejores médicos y el chaval quiso que fuera Pedro Guillén quien le operase y vigilase su recuperación. Todo salió bien, pero su temporada quedó marcada por la intervención. La de ayer en Verona fue su undécima carrera de la temporada. Dejamos a un lado, por ejemplo, la Vuelta a España. Pensábamos en el Mundial, pero la apuesta era desde luego muy arriesgada.

Óscar es un corredor que pasa bien la media montaña, también va muy rápido pero no creo que de momento sea un ciclista para las grandes pruebas. De su carácter me sorprende que es terriblemente intitutivo y su instinto ganador. Aunque en las primeras semanas que pasó en Vitalicio llegué a estar algo preocupado por sus despistes. Siempre se olvidaba de algo o perdía alguna cosa. Son muchas las veces que ha estado a punto de quedarse en tierra antes de una carrera porque había extraviado el pasaporte o el carné de indentidad. Por eso parece sorprendente la transformarción que experimenta cuando se monta en la bicicleta.

Ayer vi la carrera sentado en el sofá de mi casa. Fue un gran día, un día de felicidad completa. No sólo para el entorno del equipo Vitalicio sino para todos los españoles. No cabe la menor duda de que Óscar ha llegado a este Mundial con las piernas muy frescas. Me gustó que físicamente fuera capaz de estar con los grandes en el momento más importante de la prueba, pero sobre todo cómo sacó su instinto ganador en los últimos metros.

Sólo he podido hablar un momento con Óscar para felicitarle. Los dos estábamos muy emocionados Ni él ni yo sabemos lo que nos deparará el futuro. Seguro que querrán llevárselo, es ley de vida y la ley del ciclismo. Pero seguro que ninguno de los dos olvidaremos este día.

Javier Mínguez es director del equipo Vitalicio, al que pertenece Óscar Freire.

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