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Cerca de 30.000 empresarios franceses protestan en París contra las 35 horas

Unos 30.000 empresarios franceses se concentraron ayer en París en protesta contra el segundo y definitivo proyecto de ley que el 1 de enero próximo debe instaurar en Francia la semana laboral de 35 horas para empresas con más de 20 asalariados. El acto, convocado por las organizaciones empresariales, fue una demostración de fuerza y cohesión patronal en víspera del debate parlamentario que se abre hoy en la Asamblea. Como contrapunto, unos 10.000 trabajadores convocados por el sindicato comunista CGT reclamaron en la capital un endurecimiento de la ley.

El sindicato CGT impidió además la distribución de los principales diarios de ámbito nacional. Por un día, decenas de miles de empresarios franceses dejaron sus despachos y salieron a la calle para protestar enérgicamente contra la ley de las 35 horas de jornada semanal, aceptada mayoritariamente por la ciudadanía, y que, según el Gobierno, ha permitido ya crear o "preservar" 123.000 puestos de trabajo.La multitudinaria asistencia superó ampliamente las previsiones, si bien la cifra de 10.000 asistentes previstos, adelantada por la organización patronal Medef, respondía al propósito de curarse en salud y posibilitar, como así fue, la sorpresa de una participación muy superior.

Como contrapunto al acto patronal, decenas de miles de trabajadores convocados por la central comunista CGT desfilaron en las mayor parte de las capitales francesas reclamando un endurecimiento de la ley. La marcha sindical en la capital francesa, que reunió a unas 10.000 personas, discurrió lejos de la concentración empresarial del parque de exposiciones de Versalles, pero el choque se produjo muy lejos de la capital, en la estación de Montbéliard, al nordeste del país, cuando un piquete de sindicalistas bloqueó un tren de alta velocidad (TGV) que trasladaba a varios cientos de empresarios. Las agresiones verbales dieron paso al enfrentamiento físico y un empresario fue detenido por la policía.

En su propósito de presionar a los socialistas para que introduzcan claúsulas más rigurosas en la aplicación de la ley, la CGT obtuvo, aparentemente, una primera victoria, con la presencia en sus filas del mismísimo secretario general del Partido Socialista, François Hollande. La concentración empresarial, superior en número al precedente establecido en 1982, cuando la patronal se enfrentó igualmente a la política económica del Ejecutivo socialista, se desarrolló en un clima caldeado por los aplausos, los abucheos y los gritos en favor de la dimisión de la ministra de Empleo y Solidaridad, Martine Aubry. Las intervenciones de los dirigentes de la Medef y de la CGPME, organización que representa a la pequeña y mediana empresa, estuvieron animadas por un propósito descalificador e impregnadas de un tono mitinero.

Ataques contra Aubry

"Señora Aubry, usted nos ignora desde que asumió sus funciones. ¿Cree usted que no contamos? Pues venga a contarnos ahora. ¿Creyó usted que podía dividirnos? Pues, vea usted nuestra unidad. ¿Pensó que podía separarnos distinguiendo entre buenos y malos alumnos? Pues, vea ahora nuestra unanimidad", clamó el presidente de la Medef, Ernest-Antoine Seillière, ante una multitud empresarial que atronaba el espacio con gritos de "dimisión, dimisión". El líder empresarial advirtió al Gobierno que los empresarios "lucharán sin tregua" si el proyecto definitivo ignora los acuerdos sectoriales alcanzados en el contexto de la primera ley de "incentivación" de la reducción del tiempo de trabajo. "El pleno empleo sólo será alcanzado con nosotros. No sin nosotros. No contra nosotros", advirtió.

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