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TERROR EN TIMOR

El líder de los independentistas de la isla y EEUU, a favor de un tribunal internacional para los crímenes

El jefe de la resistencia timorense, Xanana Gusmão, y EEUU apoyan la creación de un tribunal penal internacional para los crímenes cometidos en Timor Oriental. "Saludamos los esfuerzos en esta dirección y apoyamos que los responsables de los crímenes sean juzgados", reconoció el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Foley. La comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, defendió en Yakarta la creación de un tribunal internacional como el que existe para Yugoslavia que juzgue los excesos del Ejército indonesio.

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"Vamos a estar ocupados en enterrar a los muertos, pero el mundo no permitirá que las cosas queden así. Existen instancias internacionales que pedirán cuentas", clamó Gusmão. Y encontró el apoyo estadounidense. "La formación de un tribunal internacional es un primer paso importante para que sean juzgados los responsables de los actos criminales cometidos en Timor Oriental", explicó Foley.El líder independentista admitió que esperaba una dura respuesta de los militares indonesios al resultado del referéndum, pero nunca tan salvaje: "Imaginábamos que habría alguna matanza, pero nunca una reacción tan bárbara, cruel e inhumana". Gusmão explicó que la amnistía que ofreció, antes de la consulta, "no significaba una vía libre para cometer nuevos crímenes. Esto es un genocidio".

Tras reunirse con el presidente indonesio, Yusuf Habibie, y más tarde con el propio Gusmão, la responsable de la ONU para la defensa de los derechos humanos, Mary Robinson, explicó que poseía suficientes pruebas de la implicación de las Fuerzas Armadas indonesias en las matanzas: "Tenemos muchos testigos que aseguran que el Ejército orquestó esta violencia. Sabemos que muchos cuerpos fueron quemados y lanzados al mar. Sabemos que los militares se vestían con las camisetas de las milicias por las mañanas, intimidaban y atacaban a la población y se presentaban por la tarde vestidos de militares diciendo que venían a ayudar a la gente. Tenemos testimonios de las acciones para expulsar la presencia internacional".

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) eleva a 7.000 los muertos en Timor, y en 200.000 las personas que corren el riesgo de morir. La ONU, por su parte, calcula que 600.000 de los 800.000 habitantes de Timor Oriental van a necesitar, además de protección internacional, de ayuda alimentaria urgente.

Un portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) explicó ayer en Ginebra que tiene suficientes pruebas de que decenas de miles de timorenses fueron deportados a la fuerza, en contra su voluntad, al área occidental de la isla, bajo soberanía indonesia. Gusmão, por su parte, asegura que estos deportados son internados en campos de concentración. "El Ejército captura, secuestra y mata a los independentistas. Mata a los hombres y a los jóvenes y se lleva por la fuerza a mujeres y a niños. Ésos son campos de concentración, donde todos estos deportados son rehenes con la idea, tal vez, de utilizarlos en posibles negociaciones".

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Gusmão solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU que acelere el envío de la fuerza internacional de paz y de ayuda humanitaria "para salvar vidas", que es, a su juicio, la tarea prioritaria en este momento. Gusmão, que calificó la situación de "auténtica tragedia", pidió a la ONU que negocie un calendario para la retirada del Ejército indonesio de Timor. Las últimas horas de control indonesio en Timor Oriental están siendo trágicas para la población. Las áreas de acantonamiento de la guerrilla del Falintil en Dare, Bobonaro y Ermera fueron atacadas por el Ejército y las milicias proindonesias, aunque hasta ahora se desconoce el número de muertos y heridos.

La Misión de Naciones Unidas en Dili fue evacuada ayer hacia Australia, cuando las autoridades indonesias se habían comprometido a respetar la permanencia en el territorio del organismo internacional. Desde Dili se informaba anoche de que la sede de la ONU había sido asaltada e incendiada tras la evacuación, aunque la noticia no pudo ser confirmada. Los cerca de mil timorenses que se habían refugiado allí y 40 funcionarios de la ONU fueron trasladados a Darwin, mientras otros 12 permanecen refugiados en el consulado australiano de la capital.

Asimismo, la situación de los más de 200.000 huidos a las montañas es desesperada. Llevan ya más de una semana sin alimentos ni agua potable. Necesitan ayuda urgente. Las autoridades indonesias anunciaron el lunes que autorizaban el lanzamiento en paracaídas de comida, pero después comenzaron a poner obstáculos. El primer ministro australiano, John Howard, aseguró ayer que su Fuerza Aérea está en condiciones de comenzar mañana con estos lanzamientos humanitarios.

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