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BARCELONA

Reservones, tardos y parados

De la anunciada corrida de Peñajara sólo saltaron a la arena cuatro ejemplares y como el primero, de bella estampa y bien armado, fue devuelto a los corrales por su debilidad, sólo se lidiaron tres. Hubo dos de la ganadería que hasta hace poco era de Molero Hermanos y uno de Fuenteblanca. Da lo mismo. Todos dieron un juego muy pobre y el único que se movió un poco en el último tercio fue el sobrero de Fuenteblanca, aunque también mostrase su clara tendencia a la huida. El resto tenía alguna arrancada de salida, pero llegaba al último tercio mostrando distintos grados de falta de acometividad. Si no se paraban del todo, eran tardos o reservones. Cualquier cosa menos bravos. Con una corrida de estas características se puede estar de muchas maneras. Miguel Rodríguez, aun sin cortar orejas, estuvo bien con su lote. Pudo cortar una en su primero, pero lo estropeó todo con el pincho. Entendió muy bien a ese manso primero, al que aprovechó las cuatro o cinco arrancadas violentas que el animal tenía entre huida y huida. La faena fue prácticamente toda por el pitón derecho (por el izquierdo el animal no quería saber nada) y tuvo muy buen tono, amarrando al astado a la muleta. Al cuarto le dieron duro en varas y llegó paradote y muy soso a la muleta, con la que Rodríguez se arriesgó con oficio y mérito, aunque con poco brillo. Esta vez, después de un pinchazo, consiguió una excelente estocada.

Peñajara / Rodríguez, Ramos, Lima

Tres toros de Peñajara, 2º y 3º de Fernández-Rivera (antes Molero) y 1º, sobrero, de Fuenteblanca, muy deslucidos.Miguel Rodríguez: ovación y ovación. José Ignacio Ramos: ovación y ovación. Lima de Estepona, silencio y palmas. Plaza Monumental, 29 de agosto. Un tercio de entrada.

Lances con buen estilo

También estuvo muy digno José Ignacio Ramos, que sustituía a Ricardo Ortiz. Su primero, un auténtico pavo, que salió dando saltos y echando las manos por delante, fue banderilleado a dúo entre Ramos y Lima y el burgalés estuvo valeroso y digno, con oficio y voluntad, aunque el lucimiento fuese imposible con la muleta. La fuerte ovación con saludos desde el tercio se la ganó especialmente por un estoconazo ejecutado con gran arrojo. Al quinto lo lanceó con buen estilo y lo banderilleó haciéndolo todo él. El muleteo comenzó con vibración, pero la res se paró muy pronto y acabó acostándose después de dos pinchazos.Lima de Estepona, a pesar de mostrarse voluntarioso y con ganas de hacer cosas, no tuvo su tarde. Sin la quietud, el oficio, el sosiego y la capacidad lidiadora de sus compañeros, su paso por la Monumental fue un continuo quiero y no puedo. Su lote fue bastante deslucido, pero no más que los de los otros integrantes del cartel. Sin dominio y a merced del animal en su primero, tragó sin mando ni dominio en el sexto, con más enganchones y trapazos que muletazos templados y mandones. Estuvo breve con el estoque.

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