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Un prestigioso militar convertido en el prisionero número 31

El general Momir Talic, hasta el miércoles uno de los más prestigiosos militares de la República Sprska que representaba a su país en las reuniones de seguimiento de los acuerdos de Dayton, se ha convertido en el prisionero número 31 del Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia. Y con toda seguridad, cuando mañana se presente ante los jueces por primera vez proclamará, como han hecho casi todos los criminales de guerra, su inocencia sin ninguna vergüenza.En el acta de acusación que los fiscales mantuvieron hasta ayer en secreto, el nombre de Talic, viudo y padre de dos hijos, aparece junto al del ex viceprimer ministro serbobosnio Radislav Bradjanin, detenido en julio por los soldados de las fuerzas internacionales, que en su momento también declaró ante los jueces ser una víctima del sistema.

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Ambos serán juzgados por las campañas de terror, las deportaciones, asesinatos y detenciones arbitrarias en campos en los que las violaciones y torturas eran moneda de uso corriente, crímenes que han sido resumidos con la moderada expresión de "persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos".

En esta ocasión, Talic no va a poder maniobrar con la habilidad con la que ha logrado siempre gozar de los favores del poder. Considerado uno de los principales artífices de la campaña de limpieza étnica orquestada por el líder de los serbobosnios Radovan Karadzic, se situó sin ningún pudor al lado de la nueva presidenta de la República Sprska, Biljana Plavsic, cuando surgieron las diferencias entre ambos líderes. Cuando el año pasado Plavsic convocó una reunión entre los más destacados militares para discutir el nombramiento del nuevo jefe del Estado Mayor, cuatro de los ocho generales llamados no acudieron, en muestra de lealtad a Karadzic. Talic, que había recibido de sus manos el rango de general, fue el elegido.

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