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Los últimos milagros en la costa del Mármara

Una mujer que pasó 130 horas bajo los escombros fue hallada con vida por un equipo de bomberos granadinos

Juan Carlos Sanz

De Yuksel Sitesi, una urbanización turística de 70 apartamentos de lujo en las afueras de Yalova, ya no queda nada. Cinco días después del violento terremoto, la costa del mar de Mármara -desde Izmit hasta Cinarcik, pasando por Golcuk y Yalova-, es un paisaje de ruinas y tiendas de campaña, salpicado de cal viva y mascarillas contra las infecciones. En un intento desesperado para retener a los equipos de rescate internacionales, un familiar de una de las víctimas pretende hacer creer que alguien le está llamando desde su teléfono móvil bajo una montaña de escombros. "Las noticias sobre supervivientes empiezan a dejar de ser creíbles", reflexiona en voz alta Moisés Belloch, de 36 años, miembro del grupo español de Bomberos Sin Fronteras que acaba de colocar unos micrófonos geosísmicos en la zona. Trabajan con un equipo de bomberos de la Comunidad de Madrid y otro de socorristas franceses. Belloch está tan agotado como los perros de localización de personas Keri y Moon, sofocados por la humedad y las altas temperaturas.El jefe del equipo español, el bombero madrileño Andrés Vieitez, asegura que hay indicios de que puede haber alguna persona con vida en otro edificio desplomado en las inmediaciones. "Los perros han marcado un punto, pero están tan cansados que no se ha podido confirmar". El bloque de apartamentos ha quedado aplastado como un milhojas. "Los militares turcos ya han ordenado que entren las máquinas pesadas a apartar los escombros; quieren sacar los cadáveres deprisa para impedir que las epidemias obliguen a declarar una cuarentena", revela un bombero español. Un pelotón de soldados con la boca y la nariz cubiertas por mascarillas despeja de cascotes la zona donde se sospecha que aún pueda haber supervivientes. En el silencio, con la carretera cortada al tráfico por la policía, los perros husmean uno tras otro los escombros a través de una galería. No han detectado la presencia de vida humana. La escucha con los geófonos tampoco da resultados. No hay respuesta bajo las ruinas.

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Antes de regresar hoy a España, los equipos de Madrid y de Bomberos Sin Fronteras seguían apurando durante la tarde de ayer en Yalova las últimas posibilidades. En ese momento, más de 130 horas después de la sacudida sísmica, un grupo de bomberos de Granada lograba sacar a Adalet Cetinol, una mujer de 57 años, paralítica, que había quedado atrapada en el sótano de un inmueble arrasado por el seísmo en Golcuk (50 kilómetros al este de Yalova). Fuera la esperaba su hijo, que confesó haber reclamado la ayuda de los bomberos tras haber soñado que su madre le clamaba: "Estoy viva, ven, sálvame". Otra mujer de la misma edad, Mediha Sarsan, fue rescatada en Cinarcik, cerca de Yalova, en idénticas circunstancias.

"Los militares están tan sorprendidos que les han pedido que se queden un par de días", explicó el consul general de España en Estambul, José María Castroviejo. Pero el rugido de las excavadoras y toneladas de cal viva amenazan con acabar pronto con los milagros en la devastada costa del Mármara.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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