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LAS VENTAS

Mucha benevolencia

Había en la plaza más cemento vacío que posaderas sobre almohadillas y, en esos casos, el poco personal tiende a ser benevolente con los toreros. Si, además, lo que va saliendo de los toriles tiene más hechuras de toro que de novillo y los novilleros, a las primeras de cambio, dan muestras de su bisoñez, al aficionado le hace cosquillas la ternura y se olvida de aquellas sus exigencias más o menos desabridas.En la novillada de ayer se enfrentaron tres novilleros de la Comunidad de Madrid con los astados de Domingo Martín Peñato. Domingo está en la Asociación de Ganaderías y anda haciendo experimentos con la sangre de lo de Juan Pedro. Y en justo castigo a sus enredos de laboratorio, las reses le están saliendo medio descastadas. Todos los novillos mansearon. Salieron barbeando tablas o huyendo de los capotes. Pelearon feamente en varas. Hicieron hilo con los banderilleros. Berrearon, se pararon, se distrajeron y buscaron el refugio de las tablas.

Peñato / Muñoz, Reyes, Cortijo

Novillos de Domingo Martín Peñato, con volumen, pobres de pitones, mansos y flojos.Alberto Muñoz: media tendida y descabello (aplausos y también pitos cuando saluda); estocada desprendida y cinco descabellos (aplausos y también pitos al saludar). Jaime Reyes: media atravesada y descabello (ovación y salida al tercio); dos pinchazos -aviso-, dos pinchazos y estocada saliendo volteado (vuelta muy protestada). David Cortijo: estocada ida, dos descabellos y se echa el toro (algunas palmas); estocada ida (vuelta por su cuenta). Plaza de las Ventas, 16 de agosto. Un octavo de entrada.

Los novilleros, voluntariosos e inexpertos. Nadie se ensañó con ellos. Se les aplaudió todo: lo bueno y lo menos bueno.

Alberto Muñoz quiso hacerlo todo, pero deja rígido el brazo y no manda y abusa del empleo del pico. Sufrió dos cogidas incruentas por no torear como es debido. El más torero parece el debutante Jaime Reyes. Juega muy bien los brazos con el capote, torea con gusto y muy relajado, con cintura y temple. Tal vez resulte un pelín codillero, pero del codilleo ha hecho Rafael de Paula la base de su arte. El también debutante David Cortijo, con los novillos más difíciles demostró oficio y seguridad. Lo malo es que le falta mando y gracia, tal vez porque es demasiado alto. Su estatura es más propia de un jugador de baloncesto que de un matador de toros. Pero, naturalmente, él no tiene la culpa.

La benevolencia llegó hasta los subalternos. Paquillo y Gitano Rubio saludaron después de colocar sus correspondientes banderillas. Los pares quedaron simplemente arriba y, fueron tan vulgares en su ejecución como los de sus compañeros.

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