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EEUU quiere que Latinoamérica actúe para evitar la regionalización de la crisis colombiana

Colombia se ha convertido en una de las prioridades de la política exterior de la Administración Clinton. Washington prepara una ofensiva para lograr el mayor consenso posible entre sus aliados latinoamericanos y actuar con firmeza en un país donde el Estado se descompone. El director de Política Nacional de Control de Drogas de EEUU, conocido como el zar antidrogas, el general Barry McCaffrey, se dispone a realizar una gira por Suramérica con un único fin: convencer a países como Bolivia, Perú, Brasil y Argentina de que hay que actuar en Colombia para evitar la extensión del conflicto.

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Pero la gira no se presenta fácil. Recientemente ya consultó, sin éxito aparente, con las autoridades de Venezuela y Ecuador. Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que el triángulo del terror que conforman la guerrilla, los narcotraficantes y los grupos paramilitares de ultraderecha no sólo es intratable para Colombia, sino que amenaza a todo el continente. Más de 35.000 muertos, 1,2 millones de desplazados y cerca de medio millón de exiliados en los últimos diez años son algunas de las cifras del drama colombiano.Los rumores más alarmistas hablan de supuestos preparativos para una intervención militar. Mil marines han desembarcado en la base militar de Bahía Málaga, en la costa del Pacífico, para participar en unas maniobras. Pero es improbable una intervención con tropas estadounidenses -Colombia no es Kosovo-, según coinciden cualificados analistas y altos funcionarios de EEUU, como Arturo Valenzuela, responsable de Asuntos Latinoamericanos del Consejo de Seguridad Nacional. Otra cosa sería involucrar a las naciones latinoamericanas y a sus Fuerzas Armadas en una aventura conjunta en el país que produce el 80% de la cocaína y casi la mitad de la heroína que consume EEUU.

Más fondos contra el 'narco'

El general McCaffrey ha calificado la situación colombiana de "emergencia regional" y ha recomendado que EEUU destine 1.000 millones de dólares (155.000 millones de pesetas) adicionales para la lucha contra el narcotráfico; el presidente Bill Clinton ha dicho que afecta a la "seguridad nacional", y varios miembros del Congreso estadounidense han alertado del riesgo de que Colombia se convierta en un "Estado de la narcoguerrilla". Washington ha descubierto que Colombia es poco menos que el centro de todos los males del continente. Y tal descubrimiento se ha producido, paradójicamente, después del accidente de un avión de reconocimiento, el 23 de julio, cuando sobrevolaba una zona controlada por la guerrilla. Cinco soldados estadounidenses y dos colombianos fallecieron.La nueva estrategia de EEUU coincide con el desmantelamiento de las bases del Comando Sur en Panamá, que debe culminar antes de la entrega del canal a finales de 1999. La Fuerza Aérea estadounidense ya cuenta con nuevas bases en Curaçao, Aruba (ambas en el Caribe) y en el puerto ecuatoriano de Manta.

En Colombia tiene otras tres bases, que pretende ampliar a dos más, desde las que parten los vuelos de reconocimiento en la lucha antidroga. En ese mismo país, hay unos 200 asesores militares estadounidenses, según fuentes del Pentágono, que forman un batallón de élite para combatir el narcotráfico. Los soldados colombianos, que reciben instrucción en tareas de espionaje, comunicaciones, operaciones fluviales y uso de morteros, actuarán esencialmente en zonas controladas por la guerrilla. En Perú se han registrado movimientos de tropas hacia la frontera colombiana, en lo que los observadores atribuyen a la estrategia diseñada desde Washington.

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Pero no todas las puertas de América del Sur se han abierto a la Administración Clinton. El presidente venezolano, Hugo Chávez, ha rechazado una proposición para el uso del espacio aéreo de su país por aviones de reconocimiento desde la base de Curaçao. Los presidentes brasileño, Fernando Henrique Cardoso, y ecuatoriano, Jamil Mahuad, se han pronunciado abiertamente contra cualquier tentación intervencionista en Colombia. Más receptivo se ha mostrado el presidente argentino a punto de dejar el poder, Carlos Menem, a pesar de que ni su partido (peronista) ni la oposición estarían dispuestos a aprobar una iniciativa legislativa de tales características.

Más que una intervención militar directa, los halcones de Washington se inclinan por un incremento del papel de los asesores estadounideneses en Colombia y reeditar la actuación de los asesores de EEUU en El Salvador en los años 80, que fue decisiva para frenar el avance del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Algunos medios de prensa venezolanos, citando fuentes de los servicios secretos de Washington, advierten estos días de que Colombia podría ser escenario de una guerra sucia de baja intensidad como la diseñada en el pasado en Centroamérica.

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