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Los militares antiislamistas intentan marcar el ritmo de la política reconciliadora de Buteflika en Argelia

Juan Carlos Sanz

ENVIADO ESPECIALLa vertiginosa política de reconciliación nacional emprendida en el último mes por el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, recibió ayer un sonoro aviso desde el influyente diario El Watan, en el que se le acusaba de confundir "amnistía y amnesia", "al servicio de una ambición personal" que hace retroceder al país a un pasado de hegemonía integrista. En su discurso a la nación, Buteflika ya había decepcionado la noche anterior a los argelinos al no anunciar el esperado levantamiento del estado de excepción implantado hace siete años. Este parón en el ritmo de sus reformas parece estar marcado, según coinciden en destacar analistas argelinos y observadores diplomáticos, por el malestar que ha causado en los sectores militares antiislamistas el indulto de miles de presos acusados de terrorismo.

Said Sadi, un conocido político antiislamista y líder de la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD, nacionalista bereber), resumía así la cuestión en declaraciones a una emisora de radio francesa: "Es de suponer que Buteflika ha obtenido el acuerdo ; en caso contrario, las cosas tardarán infinitamente más en hacerse realidad". El levantamiento del estado de excepción, que apenas se aplica en ciudades como Argel, era considerado como una medida "relativamente barata" para el presidente, que, sin embargo, ha optado por mantener el recorte de las libertades constitucionales y los controles de seguridad.

Buteflika, que fue elegido presidente sin haber logrado el respaldo unánime de la cúpula militar, no dudó el pasado domingo en solicitar abiertamente la "ayuda" y la "comprensión" de los generales a su política, pero también les garantizó su total protección ante una eventual investigación de las denuncias de guerra sucia y de desapariciones de detenidos.

En los dos primeros días de aplicación del indulto presidencial, que se inició el lunes, han sido puestos en libertad unos 1.500 islamistas, entre los que figuran 95 mujeres, según fuentes citadas ayer por el diario La Tribune. El proceso de excarcelaciones, que se prolongará hasta el sábado, puede afectar a un máximo de 15.000 reclusos, según el Observatorio Nacional de los Derechos Humanos, un organismo gubernamental.

El Parlamento, entretanto, se disponía ayer a iniciar el debate urgente de la Ley de Concordia Civil, impulsada por Buteflika para restablecer la convivencia en el país y reinsertar a los antiguos combatientes del Ejército Islámico de Salvación (EIS), que acata una tregua desde hace dos años. Y desde el exilio, el Frente Islámico de Salvación, ala política del EIS, saludaba las medidas adoptadas por Buteflika, aunque exponía algunos reparos a la iniciativa legal reconciliadora. El líder histórico del FIS, Abasi Madani, sigue en situación de detención domiciliaria.

Pero los disparos acallan los debates políticos. Un comando del Grupo Islámico Armado ametralló el domingo un convoy militar en El Auana, 250 kilómetros al este de Argel. Cuatro soldados murieron y otros dos resultaron heridos

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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