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El partido del poder

A cinco meses de las elecciones legislativas, Yeltsin y su entorno intentan articular, por enésima vez, un partido del poder fusionando fuerzas de la derecha. El pasado viernes se dió en Salzburgo (Austria) un gran paso en esa dirección por cuatro personajes clave: el exprimer ministro Víktor Chernomirdin; su sucesor en el cargo, Serguéi Kiriyenko; el exvicejefe de Gobierno Anatoli Chubáis, y el gobernador de la región de Samara, Kontantín Titov. Su objetivo es claro: formar un bloque electoral para "evitar a toda costa un retorno al pasado". En teoría, esa coalición, si cristalizase, no debería hacer demasiada sombra ni a los comunistas ni a la nueva fuerza aglutinada en torno a Yuri Luzhkov: Otéchestvo (Patria). Pero si Yeltsin y la camarilla de intrigantes y oligarcas que le rodean apostasen a tope por esa opción, las cosas podrían cambiar dramáticamente. Por lo pronto, ya hay una sólida base económica: Chubáis está al frente del monopolio eléctrico, y Chernomirdin acaba de ser colocado al frente de Gazprom, su base original de poder y primera empresa de Rusia. Ambas compañías son una caja fuerte cuyo valor se mide en millones de votos.

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