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El telar informático

Hace ya dos siglos las ideas de James Watt fueron un auténtico revulsivo para el desarrollo del sector industrial. La máquina de vapor, que hizo célebre al ingeniero y mecánico escocés es ahora, sin embargo, una pieza de museo alejada de los modernos sistemas informáticos que hacen marchar los telares textiles. Las primeras máquinas de hilar inglesas llegaron a Alcoy hace ya un siglo y rápidamente convirtieron la industria textil en fuente económica que se fue expandiendo por las poblaciones de L"Alcoià, El Comtat y La Vall d"Albaida. Una de las industrias emergentes fue firma que en 1965 fundó el alcoyano Francisco Jover Pérez y que ahora conduce el mayor de sus tres hijos, Francisco Jover Pastor. Hoy esta empresa de carácter familiar sintetiza la constante lucha por la adaptación del sector textil a la modernidad. "No es un asunto que hayamos abordado de repente", recalca el gerente de la empresa, "mi padre siempre ha sido muy receptivo y sensible a la hora de aplicar las nuevas tecnologías en la industria. Cada año reservamos una importante partida de nuestros presupuestos para la renovación". En esta empresa, que tiene su sede central en la carretera nacional 340 que comunica Cocentaina y Alcoy, las cortinas, edredones, visillos y tapicerías ya no salen del antiguo telar lanzadera, considerado entre los trabajadores del sector como el peor de los calvarios para los oídos de los operarios. La elaboración de los denominados tejidos para el hogar ha quedado monopolizada por el telar jacquard, que con algunos decibelios de menos que la lanzadera funciona por sofisticado proceso electrónico. En la nave industrial, que comenzó a construirse en 1973, estas máquinas están en funcionamiento las 24 horas del día de las siete jornadas semanales controladas por el ordenador. Aun así, ahora, y aunque en menor medida que a principios de siglo, sigue siendo necesaria la presencia de operarios a pie de telar, que distribuidos en diversos turnos, comprueban el perfecto funcionamiento de la maquinaria. La planta industrial roza ya los 20.000 metros cuadrados y se encuentra en proceso de una ampliación. El cuerpo central de la fábrica mantiene la estructura espacial diseñada a principios de la década de los setenta por el arquitecto Manuel Vidal, que le confiere descongestión a la planta fabril. "Por aquel entonces fue una apuesta muy arriesgada ya que era una estructura con apenas pilares. Esto nos ha permitido gran movilidad y ganar espacio para la colocación de telares", recuerda el gerente que además presume de que su empresa haya servido de ejemplo arquitectónico. La firma de carácter familiar ha crecido hasta formar un grupo empresarial vertical formado por cinco sociedades: Francisco Jover SA, Jovertex SA, Jover Internacional SA, Jover France SARL y Franciso Jover (Portugal LTDA y Jover Energía, AIE). En 1997 su facturación ascendió a 4.230 millones de pesetas. Esta cifra habrá mejorado a juzgar por el crecimiento de su plantilla que ha pasado de 138 trabajadores en 1997 a rondar los 150 este año. La empresa matriz del grupo empresarial, cuya fecha de fundación se sitúa en 1970, es la Sociedad Anónima Francisco Jover, que desarrolla su actividad en el mercado nacional y tiene por objeto la fabricación de productos textiles para el hogar (cortinas, tapicerías, colchas, coordinados, etcétera) que comercializa bajo las marcas JOVER y Bel.leto. Francisco Jover, que ha cumplido ya los 39 años, se enorgullece de haber logrado diferenciar sus productos en el mercado textil por su calidad, característica que ya reconocen otros fabricantes del sector. En busca de la mejora de esta calidad y por el desarrollo de nuevos productos se emprendió la constitución de la filial Jovertex S.A. que ha asumido los procesos de estampado, acabado y repasado que hace dos décadas derivaban hacia empresas especializadas. La última razón social en incorporarse al grupo ha sido Jover Energía AIE que a través de una planta de congeneración suministra calor, frío y electricidad a todas las empresas del grupo. "Hemos logrado verticalizar el 95% del proceso de producción. En una misma nave se produce todo", resume Jover. A partir de un proceso de combustión de materia residual esta planta logra generar hasta 3.000 kilovatios por hora que mueven las máquinas. No obstante éstas necesitan aproximadamente la mitad de esta cantidad de energía para funcionar por lo que el resto se vende a Iberdrola.

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