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Un ingeniero francés propone conectar el río Segre con el Cardener

VIENE DE LA PÁGINA 1 Barraqué no cree que el trasvase se haga sólo con dinero privado. Está convencido de que sus promotores buscan fondos europeos y comentó al respecto que sería una grave inconveniencia que la UE financiara el trasvase. "Si no se puede utilizar el agua de los ríos catalanes porque están sucios, lo que tiene que hacer la Comisión Europea no es financiar el trasvase, sino obligar al Gobierno catalán a cumplir la ley y mantenerlos limpios", dijo el investigador francés. Barraqué abandonó la comisión científica que tenía que informar sobre la viabilidad de transferir agua del Ródano a Cataluña porque, afirma, la pregunta a la que había que contestar estaba trucada. "Es evidente que no hay problema en llevar 15 metros cúbicos por segundo a Cataluña. El asunto no es ése. Lo que hay que preguntarse es si el trasvase es la única posibilidad". Y su respuesta es no. Sugiere que 300 kilómetros de acueducto son un dinosaurio y que es mucho más fácil cubrir los 30 kilómetros que hay entre el Segre y el Cardener. Barraqué utiliza cifras aportadas por Vergés para señalar que las necesidades de agua de Barcelona se cifran en 20 hectómetros cúbicos cada 10 años y que el trasvase supone una aportación de 300. "Barcelona necesita un poco de agua, no esa locura". La solución, afirmaron varios de los presentes en el coloquio, es reducir el agua de uso agrícola. Uno de ellos comparó el trasvase con "el puente sobre el río Kwai". "No sirve para nada, pero es magnífico. Y sólo por eso puede acabar hecho", dijo. Otro de los que intervinieron para oponerse al trasvase del Ródano afirmó: "Si se dejara de regar en Cataluña, nadie moriría de hambre en Europa. En buena parte de la UE se cultivan productos que luego son destruidos". Se trataba, en ambos casos, de mostrar la desproporción entre el agua destinada a la agricultura y la de uso doméstico, especialmente en Cataluña. El trasvase del Ródano fue uno de los asuntos centrales del acto de clausura de las jornadas. Todos los que intervinieron, dos de ellos directamente vinculados al proyecto, se pronunciaron a favor. Estas intervenciones provocaron la incomodidad de algunos de los asistentes. Así, el ingeniero portugués Francisco Nunes, que había coordinado una mesa redonda sobre los trasvases en la que se criticó duramente el del Ródano, mostró su insatisfacción ante el hecho de que las conclusiones sólo recogieran los aspectos positivos y ni una sola de las críticas. Nunes atribuyó este hecho a la existencia de un potente grupo de presión a favor del trasvase.

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