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Aparecen centenares de peces muertos en el cauce del río Llobregat

Centenares de peces muertos, en su mayoría barbos, flotan desde anteayer en el río Llobregat, a la altura del municipio de Sant Vicenç de Castellet, según ha informado el Departamento de Agricultura de la Generalitat. Técnicos de Medio Natural y agentes rurales han recogido muestras de agua y peces para analizar las causas de la muerte de los barbos, que flotan entre el puente que hay a la entrada a la población y un kilómetro aguas abajo, a la altura del pabellón deportivo. Según las mismas fuentes, se espera que hoy se conozcan los resultados de las pruebas. El presidente de la Agrupación de Pescadores de Caña de Sant Vicenç, Albert Vilagrasa, ha atribuido el desastre ecológico "a un vertido de agua oxigenada y de sosa", y asegura que "no es la primera vez que ocurre". Vilagrasa se ha mostrado "indignado y desmoralizado" por la muerte de los barbos, "unos peces que ha costado mucho lograr que se criasen y creciesen" en el río. El municipio de Sant Vicenç de Castellet había sido escogido como escenario de un campeonato de pesca que debía celebrarse el próximo mes de julio. Por otra parte, los alcaldes de los 17 municipios de la cuenca del Ter denuncian que el caudal del cauce bajo del río está por debajo de los mínimos y que "un trágico indicador de ello son las muertes de peces sucedidas en las últimas semanas". En un comunicado dirigido al consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Pere Macias, y al director de la Junta de Aguas de Cataluña, Antoni Joan Martí, los alcaldes denuncian esta situación, producida según ellos por "un problema de fondo que es sobre todo político y administrativo". Los alcaldes piden una solución para que los agricultores puedan regar sin poner en peligro los caudales necesarios para el equilibrio ecológico. Para ello exigen que se libere al cauce del Ter más agua de la que ahora está almacenada. El comienzo de la campaña de riego se había fijado para el 15 de junio, pero se avanzó porque el buen tiempo y las lluvias del mes de mayo habían acelerado el crecimiento de los cultivos. Según los alcaldes, esto ha provocado que la demanda de agua por riego sea actualmente "superior a la prevista". Las restricciones de agua afectan actualmente a 8.900 hectáreas de cultivos y 2.400 familias que viven directamente de la agricultura.

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