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Dos emisarios del Gobierno han visitado ya a 50 exiliados de ETA para ofrecerles volver a España

Dos emisarios del Gobierno han visitado ya a 50 exiliados de ETA en México y Venezuela para invitarles a volver a España. Los refugiados son antiguos militantes o colaboradores de la banda terrorista con alguna parte de su condena pendiente o encartados en investigaciones policiales. Ninguno por delitos de sangre. Los enviados gubernamentales -altos funcionarios de Interior- pretenden entrevistarse con el resto del colectivo, formado por otros 300 residentes en Uruguay, Cuba, República Dominicana y Nicaragua, principalmente. Según Interior, el 85% de los ex colaboradores de ETA visitados está dispuesto a regresar si el Gobierno cumple su promesa de pasar por alto sus deudas con la Justicia y renuncia a investigarles.

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, Los enviados cumplen un mandato directo de la Presidencia del Gobierno, aunque orgánicamente dependen de Interior. La campaña, que se inició a principios del mes de mayo y se pretende que concluya antes de agosto, es parte de la iniciativa anunciada por Josep Piqué el pasado día 7 de mayo. El ministro portavoz informó de que 304 huidos que tuvieron algún tipo de vinculación con ETA, y que en la actualidad no tienen causas pendientes, pueden volver libremente a España. Se facilitaron entonces dos números de teléfono para que los refugiados, sus familiares o sus abogados pudieran conocer -de forma confidencial- su situación legal. De igual forma, se les ofreció la posibilidad de dirigirse a las embajadas o consulados españoles en sus países de residencia para solicitar asesoramiento jurídico. La tercera fase es la que, sobre el terreno, están desarrollando ahora los dos emisarios del Gobierno. El regreso de los fugitivos es uno de los primeros objetivos que se marcó el Gobierno tras la declaración de tregua anunciada por ETA el pasado 16 de septiembre. El fin principal es la reinserción social de antiguos etarras, desarrollar así el proceso de paz y, de paso, dejar a ETA sin uno de sus principales caballos de batalla -el otro es la situación de los 450 presos que hay en la actualidad en cárceles españolas-.

La figura de los deportados

Apenas un mes después de la tregua, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, ya invitó al regreso del colectivo repartido por Centroamérica y Suramérica: "Creo que hay personas que no tienen causas pendientes con la Justicia y yo soy el primero que les animo a que vengan". También hizo referencia a la figura de los deportados, puesta en marcha por los primeros Gobiernos socialistas y que Mayor Oreja consideró "compleja, rozando la irregularidad y no deseada". La misión que ahora realizan los dos emisarios del Gobierno es de características muy diferentes a la que, a finales del pasado verano, efectuaron agentes del Cesid entre la colonia etarra asentada en México y Venezuela. Si ahora cada movimiento está siendo aprobado, supervisado y garantizado por los Gobiernos de cada país, en aquella ocasión los agentes del Cesid se movieron furtivamente, sin pedir permiso a los Gobiernos respectivos e, incluso, sin el control del presidente José María Aznar. El resultado fue el contrario al perseguido. La colonia de ex militantes o colaboradores de ETA se consideró acosada y presionada. Ahora, los dos emisarios oficiales se hacen acompañar en cada visita por representantes del Gobierno de cada país, hasta ahora de México y Venezuela. La conversación, según fuentes gubernamentales, se suele desarrollar en términos correctos y los refugiados -muchos de los cuales llevan hasta décadas en el exilio- escuchan la propuesta con interés. La oferta del Gobierno depende de la situación legal en que se encuentren. A los 304 aludidos por Piqué -los que no tienen nada pendiente en los juzgados- se les garantiza que tampoco existe ninguna investigación policial abierta. A los que aún les queda alguna parte de condena pendiente se les ofrece la garantía de no tener que volver a prisión, bien mediante la concesión de libertad condicional o de cualquier otro beneficio penitenciario. A los que, por contra, sólo aparecen investigados por la Policía, la Guardia Civil o la Ertzaintza, se les garantiza el carpetazo a sus expedientes. Incluso en el caso hipotético de que en un futuro se llegara a sospechar su participación cierta en un atentado cometido en el pasado. Hay que tener en cuenta que la oferta nunca se realiza a fugitivos con causas judiciales pendientes por delitos de sangre. La respuesta, siempre según fuentes gubernamentales, está siendo muy favorable. "Nos consta que hay muchísimos deseando volver", aseguran en Interior.

Un regreso difícil

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Una vuelta que no tiene por qué ser definitiva. Algunos de los fugitivos de ETA tienen ya su vida hecha en Centroamérica o Surámerica. Son dueños o gerentes de buenos negocios, se han casado y formado familias. Para ellos, la idea de volver no va más allá de saberse con la tranquilidad de pasar unas vacaciones en Euskadi sin el temor a ser detenidos. Hay, además, otro inconveniente para la vuelta inmediata que trasciende al estrictamente familiar. La organización etarra también ha enviado emisarios a los países donde se concentra la mayor colonia de refugiados. Y el mensaje es bien nítido: no deben atender la oferta del Gobierno al menos hasta después de las elecciones del próximo domingo. Una consigna que, sin embargo, no parece haber calado muy honda en la colonia. Ya en noviembre, apenas dos meses después de la declaración de tregua, 10 fugitivos que hasta entonces residían en Venezuela y Uruguay se presentaron públicamente en Francia para exigir que se aclarase su situación irregular, según el portavoz de los refugiados, Mikel Ezkerra. Otro de los que han retornado a Europa es Ángel Iturbe Abasolo -hermano del fallecido dirigente de ETA Txomin Iturbe-. Ángel Iturbe se dejó fotografiar hace dos semanas en el sur de Francia tras fugarse, el pasado octubre, de Santo Domingo, donde estaba deportado. Iturbe rechazó la propuesta del Gobierno, al que acusó de desviar la atención sobre la "verdadera dimensión" del problema de los refugiados y deportados. El colectivo asentado en Venezuela tachó de "pseudo-oferta propagandística" la invitación de José María Aznar para volver a España.

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