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Entrevista:

"La caída de Wall Street no causaría un desastre"

Stanley Fischer es el director gerente adjunto del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hombre con excelentes relaciones con el nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, es el número dos de la institución financiera desde 1994. Fischer ha acudido a España invitado por el Instituto de Empresa. Pregunta. Parece que la situación financiera es mejor actualmente que hace un año. En abril pasado el diagnóstico del FMI era cauteloso. ¿Cuál es su visión ahora?Respuesta. En abril nuestras previsiones apuntaban a que el crecimiento económico era descendente; ahora la situación es mejor. Nuestras previsiones para Latinoamérica eran que el crecimiento iba a ser negativo este año y ahora parece que probablemente será positivo. Estados Unidos está creciendo más rápido de lo que se esperaba. La situación parece mejor, pero todavía hay riesgos negativos, uno de ellos ha quedado patente con el reciente descenso en Wall Street. Se mantiene la preocupación por Asia, no hay que olvidar la debilidad de la economía japonesa. La situación ha mejorado, pero aún hay motivos de preocupación.

P. Pero, ¿cuál es la tendencia dominante?

R. El balance es más favorable. Hace dos meses preveíamos un crecimiento de la economía mundial para este año de un ritmo del 2,3%, algo menor que el del año pasado, que fue del 2,5%. Ahora quizá deberíamos pensar en un 2,5% o un 2,6%. Un poco mejor que el pasado año. No es una previsión muy buena, pero tampoco es terrible.

P. Otro motivo de preocupación era el lento crecimiento de la economía europea.

R. Bueno, ya sé que éste no es el problema en España, pero el recorte de tipos de interés era muy importante en aquellos momentos, especialmente en Italia y Alemania, donde había preocupación porque el crecimiento era inferior al esperado.

P. ¿Cree que son necesarios recortes adicionales?

R. Es necesario esperar a ver qué pasa. Mucha gente espera una mayor fortaleza del crecimiento en Europa en el segundo semestre de este año y, si esto sucede, la perspectiva es buena.

P. Ésta es una esperanza permanente.

R. Es cierto, en 1997 el crecimiento europeo tuvo un buen comportamiento, pero en 1998 y en 1999 el crecimiento se desaceleró un poco.

P. ¿Piensa que son necesarios acuerdos entre Estados Unidos, la Unión Europea y Japón para estabilizar los tipos de cambio entre sus monedas?

R. Sería deseable tener tasas de cambio más estables, pero no hay perspectivas de que Estados Unidos, Japón o Europa enfoquen sus políticas económicas directamente hacia la estabilización del cambio entre sus monedas. Estaría bien tener cambios más estables, pero no creo que nadie esté en esa posición.

P. No hay consenso entre los economistas acerca de cómo se ha mitigado la crisis financiera. Mucha gente piensa que ha sido producto más de la casualidad que de una política consciente.

R. Primero hay que explicar qué hemos hecho desde septiembre de 1998 hasta ahora. Lo que ha ocurrido no ha sido casualidad, sino el resultado de una buena política económica. Primero, por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, pero también de los países latinoamericanos, los cuales mantuvieron políticas económicas muy inteligentes durante la crisis. También del FMI, que ayudó con el acuerdo con Brasil para estabilizar la situación. Y el recorte de los tipos de interés de los bancos centrales europeos, en noviembre, también ayudó. Si miramos hacia atrás y pensamos en la irrupción de la crisis financiera en Rusia, pienso que está claro que nadie sabía hasta qué punto había regiones altamente endeudadas en los mercados financieros internacionales y eso se puso de manifiesto con el estallido de la crisis de la deuda en Rusia. Y a pesar de que la situación en Rusia era diferente de la de Latinoamérica, el contagio que se produjo demostró cómo funcionan los mercados financieros. Por ejemplo, los problemas del fondo de alto riesgo LTCM, en Estados Unidos, afectó a los mercados de capitales de este país.

P. No hay un nuevo paradigma de pensamiento sobre la forma de abordar las crisis.

R. En realidad hay que pensar en cuáles serían los componentes de ese nuevo paradigma. Primero, el mes pasado, en la reunión de primavera del FMI, se acordó la creación de una línea de crédito contingente, es decir, una nueva facilidad para permitir al FMI ayudar preventivamente, prestar dinero, a los países que aplican políticas sólidas. Esto es importante por dos razones: una, es la primera vez que seremos capaces de actuar antes de la crisis; en segundo lugar, refuerza la perseverancia en las políticas correctas. Es un cambio muy importante en la forma de trabajar. Otro cambio importante es la implicación del sector privado en la resolución de las crisis.

P. Pero este último punto aún es algo abstracto.

R. Si se observa lo que realmente está pasando, aunque no estamos haciendo mucho ruido con eso, se ve que no es así. En Brasil ha sido necesario un acuerdo con los bancos comerciales en marzo para renovar la línea de créditos. En el caso de Rumania, que estamos negociando ahora, este país necesitará créditos del sector privado antes de que el FMI utilice su propia línea de créditos. En el caso de Ucrania, nuestras ayudas están condicionadas a que el sector privado renueve sus líneas de crédito. En el caso de Ecuador, que estamos tratando actualmente, también habrá contribución del sector privado. Lo estamos haciendo caso por caso.

P. ¿Cree que un cambio de tendencia en Wall Street podría tener consecuencias muy negativas para Estados Unidos y para la economía mundial?

R. Es muy difícil para cualquier persona predecir qué pasará en Wall Street. Hace unos días hubo descensos por el temor a que subieran los tipos de interés. Algo que podría ocurrir, porque la inflación está subiendo, lo hizo en abril, el desempleo es mucho más bajo de lo que cualquiera podía haber previsto y hay incrementos salariales. En ese caso, la Bolsa podría comenzar a bajar, pero esto no significa el fin de la economía estadounidense. Está creciendo a ritmos del 3,5% y del 4%, y si el mercado de valores cayera el crecimiento podría reducirse al 2,5% o al 3%. Esto tampoco estaría mal, no sería un desastre, tendría efectos sobre Latinoamérica y Asia, pero sería una corrección, no necesariamente el comienzo de un colapso.

P. Europa y Estados Unidos pugnan ahora por el reparto del poder en el FMI. ¿Cómo piensa que afectará eso a su dirección, el Comité Interino?

R. Es difícil decirlo en este momento. Lo más importante es que, a pesar de las dudas durante la crisis financiera, ahora está claro que el FMI es una pieza cada vez más importante y central en el sistema financiero internacional. Creo que el Comité Interino se reforzará, pero es aún muy pronto para decirlo con seguridad. Una de las razones por las que el director gerente del fondo, Michael Camdessus, quiere reforzar el control político del comité es porque las acciones del FMI tienen implicaciones políticas, sus decisiones pueden desencadenar cambios en los Gobiernos, en los ministerios de Finanzas. La respuesta de Camdessus pretende que los primeros ministros o presidentes controlen las decisiones sobre la dirección de las políticas económicas.

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