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La Ertzaintza abordó a Larrañaga en Madrid, antes de detenerle, para comprobar sus coartadas El presunto asesino de Begoña Rubio y Agustín Ruiz aceptó la entrevista con tranquilidad

Los agentes de la Ertzaintza que se trasladaron a Madrid el sábado 29 de mayo con el objetivo de capturar a Koldo Larrañaga, le llamaron primero por teléfono a casa de su novia para quedar a charlar con él como un posible testigo en el caso del asesinato de la abogada Begoña Rubio. Aunque viajaron a la capital con una orden judicial para proceder a su detención, los agentes querían despejar cualquier duda sobre su presunta participación en el crímen. Larrañaga aceptó la cita. En el curso de la entrevista, "Koldo mintió", según fuentes de la investigación, y fue arrestado.

El nombre de Juan Luis Larrañaga aparecía en el dietario de la abogada y, aunque todas las pistas conducían a él, los agentes querían desmontar la posible coartada que tuviera preparada. Los policías vascos acudieron a la cita junto a miembros del Cuerpo Nacional de la Policía, que se mantuvieron a cierta distancia. Larrañaga fue tranquilo y confiado. Sin embargo, su relato de las horas previas al crimen y de las posteriores no convencieron a los agentes de la policía autonómica. "Larrañaga mintió e incurrió en graves contradicciones", por lo que los ertzainas reclamaron su detención a los agentes del Cuerpo Nacional de la Policía del barrio de la Latina que colaboraron estrechamente con ellos durante su estancia en la capital de España. En el registro del piso de Madrid en el que Juan Luis Larrañaga vivía junto a Belén, una dominicana que conoció en un club de alterne de Santo Domingo de la Calzada, los agentes encontraron nuevas evidencias de su implicación. Noticia por televisión Precisamente en esa vivienda es donde Larrañaga y su compañera vieron en la televisión la noticia sobre el asesinato de la abogada, al día siguiente de haberse cometido el crímen. Tras degollar presuntamente a la abogada, Koldo sacó un billete de autobús en Vitoria y llegó de madrugada a Madrid. Sin embargo, y a pesar de todas las evidencias Koldo se resistió a confesar cuando fue interrogado en la Comisaría de laErtzaintza en Vitoria. Tras una primera fase en la que lo negó todo, las pruebas sobre su implicación hicieron que reconociera ser autor de la muerte de Begoña Rubio y del empresario de tragaperras Agustín Ruiz, confesión que repitió ante el juez. Los agentes sabían que Koldo había estado en bares próximos al despacho de la abogada e incluso que había intentado ponerse encontacto con un antiguo socio suyo que regenta un bar en una calle perpendicular a Siervas de Jesús, donde está el bufete. Podría tratarse del mismo local que acudió, tras cometer el crimen, para limpiarse la sangre y no levantar sospechas. Larrañaga ya utilizó este procedimiento después del asesinato del empresario de máquinas tragaperras. El 13 de agosto del pasado año salió de la lonja de la calle Los Herrán cubierto con un gabán, pese al calor reinante, para cubrir las numerosas manchas de sangre de su ropa. Entró a un bar cercano, se metió en los servicios y salió a la barra empapado de agua, con la que había intentado limpiar las evidencias, según ha declarado a la policía un testigo. Los investigadores creen que tras el degollamiento de la abogada, en el que utilizó guantes de latex, repitió esa conducta. Varios testigos aseguran haberle reconocido en un estado de mucha excitación, hasta el punto de que algunos califican su estado de "bebido". Larrañaga residía habitualmente en Madrid durante los últimos meses. Sus viajes a Vitoria tenían un doble objetivo. Visitar a su hijo y a su mujer, de la que vivía separado de hecho, pero con la que mantenía una muy buena relación, y obtener recursos económicos. Quizás por eso en la mente de muchas personas no casa la imagen secreta de un Koldo empapado en sangre saliendo de la lonja del empresario de tragaperras, en pleno agosto de 1998, después de haberle asesinado, con la conocida del Koldo que "jugaba con los niños del barrio", como relata un ex vecino suyo, o con la del "chanchullero y estafador" que ha dejado entre quienes tenían trato profesional con él. De pensión Durante los días que pasaba en Vitoria se hospedaba en Zaramaga, muy cerca de la calle Cuadrilla de Laguardia, donde ahora vive su familia. Según diversas fuentes, acudía a una pensión de la calle Reyes de Navarra, aunque sus propietarios se niegan a confirmarlo. Posiblemente, fue en esa pensión donde apareció una maleta suya que tuvo que dejar en depósito porque no tenía dinero para pagar la estancia. Las estrecheces económicas fueron continuas en la vida de Larrañaga. El piso en el que convivía con su mujer en el barrio de Aranbizkarra lo perdió por deudas acumuladas en una larga relación de negocios que emprendió, en solitario o con otros socios, y que resultaron fallidos. Muchos de ellos estaban relacionados con la hostelería y la distribución comercial y le crearon una extendida fama de timador en el sector.

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