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TENIS Roland Garros

Adiós al campeón

Moyà perdió en octavos ante Agassi, y Berasategui dejó paso a Ríos

Andre Agassi ganó su batalla personal y eliminó al español Carles Moyà en los octavos de final de Roland Garros. Rozando ya los 30 años, el estadounidense ha recuperado la ilusión por el tenis, perdida tras su boda con la actriz Brooke Shields, de la que se divorció hace sólo unos meses. Agassi venció por 4-6, 7-5, 7-5, 6-1 en 2 horas y 31 minutos y se clasificó de esta forma para los cuartos de final de un torneo que aún aspira a ganar. Es el único Grand Slam que falta a su palmarés, tras haberse impuesto en Wimbledon en 1992, el Open de Estados Unidos en 1994 y el Open de Australia en 1995.Sus mejores días parecían pasados y su etapa como líder del tenis mundial absolutamente olvidada, cuando el estadounidense sufrió una caída espectacular en la clasificación mundial, que le situó alrededor del 140º hace sólo tres años. Pero algunos hechos que se produjeron a su alrededor -un accidente de la hija de Gil Reyes y el esfuerzo que realizó para volver a caminar- y sus propias reflexiones devolvieron a Agassi a la realidad. "Mi única motivación proviene de un deseo profundo de permitir que el tenis vuelva a adquirir entidad en mi vida", confesó recientemente.

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Fue, probablemente, esa nueva fuerza la que le permitió levantar un partido que se le había puesto muy cuesta arriba, cuando Moyà le iba dominando por 6-4 y 4-1 y se disponía a servir para el 5-1. Aquel momento fue decisivo y marcó absolutamente el futuro desarrollo del encuentro. "Posiblemente, si las cosas no me hubieran resultado tan fáciles, no habría perdido la concentración", confesó un sincero Moyà en su conferencia de prensa. "Pero eso es algo que ya me ha ocurrido otras veces y que podía permitirme frente a otros jugadores, pero no ante un tenista del calibre de Agassi. Perdí la concentración y cuando quiso volver, él estaba ya lanzado".

Agassi fue fiel a sí mismo, y prosiguió su lucha inexorable hacia la victoria. De haber perdido, habría podido salir de la pista con el convencimiento de haberlo dado todo, pero probablemente bastante más triste y apagado. En eso superó al español, que presenció impotente como se esfumaba todo el esfuerzo desplegado en la primera fase de su duelo. "Mi problema", reflexionó Moyà, "fue que con dos breaks arriba pensé que la segunda manga ya estaba decidida. Y me confié en exceso. Me descentré. Y me siento mal porque creo que de no haberlo hecho habría podido ganar en tres mangas".

El mallorquín perdió su saque tres veces consecutivas y cedió la segunda manga. Y luego la tercera, a pesar de salvar tres bolas de set con 5-4 en contra. En la última su mentalidad no era la misma. Le faltó capacidad de sufrimiento y la consistencia que se adquiere cuando el tenis no es un producto de la calidad osmótica sino del trabajo cotidiano. "Estoy contento", comentó Agassi tras la victoria, "porque creo que a mis 30 años estoy aún en condiciones de jugar a un gran nivel. No quiero hablar de ganar o no este torneo, pero estoy ahí y tengo mis posibilidades".

Sin Moyà, el tenis español perdió a su buque insignia en París. Lo de ayer fue un descalabro para la armada: mantiene a cuatro jugadores vivos en el torneo (Arantxa, Conchita, Corretja y Mantilla), pero perdió a su mejor baza y al finalista de 1994, Alberto Berasategui. El vasco dejó escapar un partido que tenía encarrilado frente al chileno Marcelo Ríos y sucumbió por 3-6, 3-6, 6-3, 6-4, 6-3, tras dos horas y 32 minutos. Fue una derrota lamentable, triste, de las que dejan huella. Y dejó la parte alta del cuadro huérfana de españoles.

"Me noté un poco cansado en la tercera manga y mis bolas fueron un poco más cortas, con lo que Ríos pudo entrar más en la pista y comenzó a jugar mucho mejor", explicó Berasategui. El vasco, considerado en 1994 uno de los mejores jugadores del mundo sobre tierra batida, ha recuperado la ilusión tras haber sufrido una caída hasta el 101º de la clasificación mundial. Frente a Ríos volvió a vérsele aquella derecha extraña pero efectiva que le permitía ir desplazando a sus rivales hasta derbordarlos. Y fue así como llevó de cabeza al chileno y le dominó por un doble 6-3 en menos de una hora.

Fue el único en este torneo que ha dejado al descubierto las lagunas del chileno, al que todo el mundo da como uno de los grandes favoritos al triunfo. "Le moví mucho y no cometí errores. Pero en cuanto le dí una oportunidad se la cogió y demostró su calidad", agregó el vasco. Sin problemas de calambres y recuperada la confianza en su juego, el vasco camina firme hacia los 20º primeros del mundo. Tiene un aval importante: no defiende casi nada hasta el mes de abril del próximo año, porque perdió 17 primeras rondas desde Roland Garros de 1998 hasta el Godó de este año.

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