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Escudos en Anoeta

El tinerfeño Brito Arceo, árbitro del Real Sociedad-Valencia, logró el domingo alterar la saludable actitud de la hinchada donostiarra, de normal impertérrita. La pereza del colegiado a la hora de señalar las faltas de los defensores visitantes enrareció el ambiente bien entrada la segunda parte. Se escucharon los típicos silbidos. Lo habitual. La expulsión de Bernd Krauss, entrenador donostiarra -por no sentarse en el banquillo pese a encontrarse dentro del área técnica-, tampoco pareció conmocionar en exceso al público de San Sebastián, más pendiente del resultado de un encuentro que acababa de situarse de cara para la Real tras el gol de Kovacevic. La afición sólo abandonó su corrección en el tiempo añadido, cuando una falta no señalada sobre Mutiu sirvió para que el Valencia empatara el encuentro. Anoeta se tiñó con el blanco de los pañuelos mientras el jugador Loren abandonaba el césped expulsado por protestar airadamente.Nadie se movió de su asiento. Unos para despedir a gritos al colegiado, el resto para saludarle con el lanzamiento de botellas de agua y bocadillos. Los escudos de la Ertzaintza le protegieron de una merienda indigesta.

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