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Los "gurus" de la televisión de Estados Unidos preparan nuevas producciones

Steven Bochco, David E. Kelley y Chris Carter, creadores de algunas de las mejores series de los últimos años, preparan ya sus nuevos trabajos para el próximo otoño. Cada uno de ellos cultiva un estilo diferente y narra las historias con técnicas y tácticas que tienen poco en común. En un medio marcado por la incesante repetición de productos similares, la televisión debe al ingenio y a la capacidad innovadora de Bochco, Carter y Kelley algunas de las aportaciones dramáticas más brillantes de la última década. Son los rey Midas del medio, los gurus de la televisión.Chris Carter es el creador de Expediente X y Millennium. La primera entrará el próximo año en su última temporada antes de convertirse en un largometraje; a la segunda le quedan tres semanas de vida antes de ser cancelada por la Fox. Para cubrir ese hueco en la misma cadena, Carter está rodando ya los primeros episodios de su nueva serie: Harsh Realm.

Es tal el secretismo que rodea a este nuevo trabajo que incluso los directivos de la Fox se han quejado de la falta de información; ni siquiera saben qué actores protagonizan la serie (aunque se especula que uno de ellos es Nicholas Rea, el actor que interpreta al conspirador Alex Krycek en Expediente X).

De Harsh Realm se sabe que está basado en una serie de cómics de ciencia-ficción en el que un detective persigue a un niño perdido en un universo virtual. Después de los mediocres resultados de Millenium, la Fox espera que Carter consiga con Harsh Realm suficiente éxito como para justificar los 30 millones de dólares (4.500 millones de pesetas) que le ha pagado por un acuerdo de cinco años.

Steven Bochco ya forma parte de la historia de la televisión. Los vericuetos de la justicia norteamericana retratados en La ley de Los Ángeles y el realismo urbano de Canción triste de Hill Street y Policías de Nueva York han proporcionado excelentes momentos televisivos a los espectadores. Aunque Bochco también ha dejado fracasos -de audiencia, no de crítica- en su camino (Murder one o Brooklyn south), mantiene un costoso acuerdo para la creación de nuevas series en la CBS. De la próxima, todavía sin título, apenas se sabe que es un drama médico; tendrá complicado demostrar que es original dado el elevado número de "series de hospitales" que pueblan actualmente la programación.

El tercer rey mago de esta trilogía de creadores es el guionista de situaciones inesperadas, padre de personajes insensatos e inventor de las tramas más alocadas: David E. Kelley. De su imaginación nació una de las series más imprevisibles y menospreciadas de la década, Picket Fences, y suyos son de principio a fin otros tres productos que reconcilian con la televisión: Chicago Hope, The practice (Abogados) y Ally McBeal.

Kelley es actualmente el hombre con más poder en la televisión de EE UU, y además es un ejemplo de creatividad: escribe en solitario los 26 episodios anuales de cada una de sus series y aún tiene tiempo de hacer películas de cine.

Kelley prepara para la ABC la serie Snoops, en la que espera hacer con el oficio de los detectives lo mismo que hizo con la abogacía en Ally McBeal: moverse entre el disparate y el intimismo. Los episodios se centran en el trabajo de una agencia de detectives equipados con los sistemas tecnológicos más sofisticados.

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