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El ataque sobre la legación china en Serbia daña la marcha del plan de paz

La OTAN admite su "trágico error", pero continuará los bombardeos

La destrucción de la sede diplomática china en Belgrado, ocurrida en la madrugada del sábado, dificulta los esfuerzos de Washington y de sus aliados para lograr que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas asuma el plan de paz para Kosovo adoptado por los principales países industrializados y por Rusia el pasado jueves. China, que es miembro permanente del Consejo de Seguridad, expresó su indignación ante lo que calificó de "crimen de guerra" y se negó ayer a aceptar las disculpas de la OTAN. Moscú, por su parte, calificó el bombardeo de la legación como "una provocación". La preocupación por la marcha de los esfuerzos diplomáticos fue recogida por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien insistió en la necesidad de encontrar ya una solución política al conflicto de Kosovo. El Consejo de Seguridad se limitó a declararse "consternado". Javier Solana, secretario general de la OTAN, admitió ayer su "trágico error"; Bill Clinton, presidente de EEUU, se disculpó por el bombardeo "accidental", y, uno tras otro, los Gobiernos aliados transmitieron su pesar a Pekín, donde 2.000 personas se manifestaron ante la Embajada de EEUU. Fuentes de la OTAN indicaron que la equivocación se produjo por una mala información de sus espías en Belgrado. Este séptimo error mortal no significará, sin embargo, el cese de los ataques. Así lo anunció Solana horas antes de que la aviación bombardease Nis, donde resultaron heridos cuatro periodistas rumanos. Slobodan Milosevic sigue sin pronunciarse sobre la oferta de paz, y ayer su hermano Borislav declaró que "el fin de la guerra está aún lejos".

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